Hay días en el que el trabajo se acumula. Los indeseables de todo tipo abundan como las ratas. No voy a tener más remedio que hacer post colectivos, porque me acabo de encontrar con que tengo cinco personajes a los que dedicarles una entrada. De forma que hoy agrupo a tres que pueden entrar en la misma categoría (caraduras), y en los días siguientes iré soltando el lastre acumulado.
Vamos por orden. Celestino Corbacho se despide del ministerio de Trabajo concediendo una entrevista en la que él aparece como la víctima principal del problema del paro en España. “A veces me dicen los ciudadanos, muy cariñosamente: ´Chico, qué mala suerte has tenido y vaya marrón que te ha tocado´“, dice textualmente. Y que cuando cada día recibe las cifras del paro, se pone en el lugar de los parados y le duele.
Claro que sí, sobre todo porque a este individuo, con una inexistente preparación para su cargo (es uno de los ministros que no tienen estudios universitarios), el paro no le va a afectar lo más mínimo, como no le ha afectado nunca en su vida. Con 33 años fue concejal de urbanismo en Hospitalet, y sucesivamente teniente de alcalde, portavoz del grupo municipal, responsable de Programación y Planificación, responsable de Presupuestos Municipales, diputado provincial, vicepresidente primero de la Diputación Provincial de Barcelona, alcalde de Hospitalet de Llobregat y Presidente de la Diputación Provincial de Barcelona. Simultáneamente, miembro de las comisiones ejecutivas de la Federación de Municipios de Cataluña (FMC) y de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). Finalmente, Ministro de Trabajo e Inmigración, pero hasta ese momento (abril de 2008) no abandonó sus cargos en el ayuntamiento de Hospitalet ni en la Diputación Provincial de Barcelona. También es miembro de la Comisión Ejecutiva del PSC, Secretario de Política Local y Territorial y forma parte del Comité Federal del PSOE. Ahora que, después de dos años y medio como ministro de Trabajo, deja el país con un 20% de la población activa en paro, abandona el barco para ir en las listas del PSC en las elecciones autonómicas catalanas, buscando más donde rascar.
La verdad es que da una penita horrible, si lo comparamos con la situación de los parados por los que lleva sufriendo tanto en estos últimos años.
Sean Connery ha decidido que la mejor defensa es un buen ataque. Imputado junto con su mujer en un caso de corrupción urbanística en Marbella, ha interpuesto una demanda de muchísimos millones contra el estado español porque el hecho de que su imputación saltara a la luz pública le ha hecho perder un contrato publicitario con Rolex y otros tres más a continuación. Fijémonos en el detalle de que no se dirime la cuestión de que sea un delincuente o no, sino el que el que se haya sabido públicamente su condición de presunto delincuente le está perjudicando en sus ingresos publicitarios.
Verdaderamente, es una pena que los presuntos delincuentes no puedan permanecer en el anonimato total, para poder seguir con sus negocios mientras tanto.
Por último, Jaime Bayli, que después de coquetear con la política durante un tiempo, ha anunciado que no se presentará a las presidenciales de 2011 porque el escaso sueldo como presidente no sería suficiente para mantener a su familia. Su familia está formada, por las dudas, por dos hijas adolescentes de su ex-mujer y otro niño que viene en camino de su actual pareja. Imagino cuántas familias de tres hijos y más viven en Perú con sueldos infinitesimales al lado del que cobra el Presidente del país.
También da mucha penita, el pobre. Que siga escribiendo, que así podrá llevar un churrusco de pan a sus criaturitas, máxime cuando su actual pareja se está aprovechando de la situación y, ¡oh sorpresa!, después de iniciar su relación con Bayly han comenzado a publicarle libros, cosa que antes no había logrado (o a lo mejor es que ni siquiera se lo había propuesto).
Me voy a llorar un poco por los tres.