Hoy quiero dedicar mi post a un cuento, un cuento de animales. Un cuento cuyos protagonistas son unas aves que tienen una admirable reputación. Unas aves que no saben volar, pero que saben cuidar, querer y proteger a sus crías como ningún otro animal lo hace. Un cuento que habla de la historia de unos animales adorables: unos pingüinos.
Este cuento relata un caso real. Cuenta con precisión y simpatía un hecho que sucedió en un zoo de Nueva York. Cuenta de forma natural y con absoluta normalidad la crianza que vivió una familia de pingüinos del zoo estadounidense de Central Park.
Este cuento es el libro más censurado en EE.UU. (la noticia AQUÍ). ¿Por qué? Sencillamente porque los padres del protagonista del cuento, el pequeño "Tango", son ambos machos. Pues yo tengo ese cuento, y me encanta...
Os voy a contar un secreto. Yo trabajo de maestro de primaria; educo a niños de 6 a 12 años. ¿Y sabéis una cosa? Cada vez que tengo un grupo nuevo de alumnos, el primer día SIEMPRE les leo este cuento. Y a partir de ahí, hablamos de nuestras familias.
Este cuento es perfecto para iniciar en el aula una conversación sobre la diversidad familiar. Es perfecto para que entiendan que tengo una hermana que ha decidido tener una hija ella sola, sin necesidad de ningún hombre. Perfecto para que comprendan al hermano de mi cuñado, que está casado con otro hombre. Para que cada niñ@ aprenda que su familia es tan normal y respetable como las de sus compañeros. Para que entiendan que, al igual que los padres de Tango, hoy en día los seres humanos no necesitamos copular para tener un hij@. Para que comprendan que dos personas se pueden querer, se pueden amar, o pueden decidir tener un hij@, aunque sean del mismo sexo.
Hay padres y madres que dicen que la escuela no debe educar en valores. Yo en cambio creo que es su principal función. Porque yo tengo que educar a mis alumnos para que en el futuro sean ciudadanos respetuosos, y no ciudadanos que rechacen o menosprecien a una persona por su orientación sexual. Tengo que educarles para que aprendan a vivir en sociedad de forma pacífica, y no para que agredan a todo el que sea diferente. Tengo que educarles para que en el futuro sean tolerantes, y entiendan que la diversidad humana es tan variada como enriquecedora.
Puede que algún día tenga un alumn@ que sus padres tengan valores homófobos, machistas, racistas, xenófobos, nazis... Puede que haya casas en donde haya padres que estén adoctrinando a un futuro Hitler, o a la reencarnación de Pinochet. Pero por suerte ahí estará el Estado, que a través de las escuelas y sus maestros, intentará desarrollar la capacidad crítica de sus futuros ciudadanos para que entiendan que el respeto escrupuloso de los valores compartidos y universales es indispensable para que todos vivamos mejor y EN PAZ.
Puede que haya padres que no quieran que diga a mis alumnos que la homosexualidad es algo normal, natural, y tan respetable como la heterosexualidad. Lo siento mucho por esos padres; yo a mis alumnos SIEMPRE les digo la verdad.