TRES CONSEJOS
Rumi
Un hombre atrapó a un pájaro en una trampa. El pájaro dijo:
-Señor, has comido muchas vacas y ovejas a lo largo de tu vida y todavía sigues hambriento. La poca carne de mis huesos tampoco te dejará satisfecho. Pero si me dejas ir, te daré tres consejos de sabiduría. El primero te lo daré en la palma de tu mano, el segundo en el tejado y el tercero en una rama de aquél árbol.
El hombre se mostró interesado. Liberó al pájaro y lo puso en la palma de su mano. Entonces escuchó el primero:
-No te lamentes por el pasado, ya pasó.
Y el pájaro voló al tejado, desde allí le dijo:
- No creas en cosas absurdas, las diga quién las diga.
Luego continuó diciendo:
- En realidad, yo llevo una gran perla escondida en mi cuerpo con un peso como de diez monedas de cobre. Iba a ser una herencia para ti y tus hijos, pero ahora la has perdido. Pudiste ser el hombre dueño de la perla más grande que existe, pero, evidentemente, ya no es así.
El hombre empezó a soltar alaridos y maldiciones. El pájaro le dijo:
-Señor ¿no te acabo de decir que no te lamentes por el pasado? También te dije que no creyeras en cosas absurdas, las diga quien las diga. Si yo llevara una perla tan grande ¿podría acaso siquiera levantar el vuelo? ¡Pues claro que no!
Entonces el hombre se calmó y pidió el tercer consejo. El pájaro voló a una rama del árbol y desde allí le dio el tercer consejo:
-Felicidades, has hecho muy buen uso de los dos primeros. Ahora que ya estás más despierto, escucha el tercero: no des consejo a quién esté aturdido o durmiéndose, es como sembrar en la arena.
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