La clave está en incidir en los principales factores dietéticos que previenen la obesidad infantil: ofrecer más cereales integrales, medir las raciones y pensar en "verde".
Debe promocionarse el consumo de hidratos de carbono de absorción lenta y limitarse los de absorción rápida y los azúcares.
Los alimentos del grupo de los cereales como el arroz, el cuscús, la pasta y el pan, además de las legumbres, proporcionan energía progresiva y duradera dada su abundancia en hidratos de carbono complejos o de absorción lenta. Estos alimentos, y mejor aún, sus versiones integrales, deben promocionarse en la dieta de niños y adolescentes. Algunas sugerencias:
# Desayunos, almuerzos y meriendas: pan integral tostado con aceite y jamón; tazón de arroz con leche y canela (mejor si es integral); pan integral untado con tomate, atún y queso fresco; yogur con muesli y frutos secos; "sopas de pan" o pan integral remojado en leche con frutas desecadas y escamas de chocolate; sándwich vegetal con salmón ahumado y queso fresco; pastel dulce de cuscús con frutas desecadas y frutos secos.
* Comidas y cenas: sustituir el pan blanco por el pan integral o de mezcla de cereales para toda la familia; iniciar los menús con arroz o pasta integrales en ensalada, mezclados con variedad de ingredientes como la ensalada de arroz integral con pera y nueces, o la guarnición de ensalada de pasta integral como acompañamiento de una tortilla, de carnes o de pescados.
* Dulce sin azúcar añadido: la fruta fresca bien madura, chafada, troceada o batida, las mermeladas, los zumos y las frutas desecadas son alimentos tan dulces, que pueden servir de sustitutos de los azúcares si se añaden a las recetas.
Los alimentos de origen vegetal pueden usarse como elementos principales en una dieta equilibrada.
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Una visión actual de la Pirámide de la alimentación saludable propone a los vegetales, frutas, verduras y hortalizas, como la base de una alimentación sostenible y equilibrada. Inculcar estas costumbres desde la infancia es garantía de que se perpetúen en el tiempo. La doctora Marta Garaulet aconseja en su libro "Niños a comer. Evita la obesidad del niño y del adolescente", que hay que pensar en pequeño al ofrecer la ración de frutas y verduras a los niños. A muchos les gusta más la fruta cuando la consiguen "en trozos pequeños y de distintos colores, ya peladas en un recipiente también de color vivo".
La fruta mezclada con hortalizas es una perfecta combinación alimentaria: en ensalada, surtido con yogur y muesli, en papillote o de relleno de un crepe. Y para darse un capricho, un pastel con frutas o una tarta de frutas.
Desde la ESPGHAN también se advierte de que si se practica una dieta vegetariana, los profesionales de la salud deben cuidar la adecuada planificación y monitorización de los nutrientes que influyen en el crecimiento, como hierro y vitaminas B12 y D.
Las raciones de alimentos deben ser apropiadas según la edad y el tamaño corporal.
No solo la comida basura tipo "fast-food" propone como ración cantidades exageradas de alimentos. En demasiadas ocasiones, se ofrece al niño una cantidad de carne, pescado o huevos desproporcionada para su edad y sus necesidades. No es difícil que ya la dieta infantil esté alejada de la dieta mediterránea y que los niños coman demasiada carne y pocas frutas.
Hasta los 6 años, la ración de carne y de pescado no debe superar los 70-90 gramos; entre 80 y 100 gramos para niños de 6 a 12 años; y, a partir de la adolescencia, la ración se equipara a la de las personas adultas; unos 125 gramos de carne y 150 gramos de pescado. Por ello, también se insiste en que hay que evitar el consumo frecuente de comida rápida, de grandes raciones y alimentos densos energéticamente.
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