La salud financiera es uno de los temas que más me llama la atención porque es, digamos, finanzas preventivas. Enfocándose en puntos claves para el buen manejo del dinero.
Y, cual aspirante a médico que fui una vez, quiero compartir contigo tres consejos prácticos para que tengas una buena salud financiera. Tres consejos que puedas aplicar a tu vida diaria, y que te resulten fáciles de implementar.
Lo voy a hacer en dos partes, para no tener la presión de que sea muy largo y puedas aprovecharlos e implementarlos de una manera mejor. Por lo tanto, busca la parte 2, para que cuando esté disponible puedas tener la dupla completa.
Hace un tiempo que publiqué la entrada S alud Financiera: una misión posible en donde expuse lo que significa y cómo se puede implementar en la la gestión financiera personal. Y dentro de esta estructura hice énfasis en tres elementos básicos:
Los cuales representan, y engloban la importancia de tener una buena salud financiera, que se resume en: Estabilidad.
Hay pocas cosas más significativas en la vida que estar en paz con tu dinero. Saber que todo está bajo control y que no hay exabruptos en la gestión de tus recursos económicos. En otras palabras, saber que tienes dinero suficiente para responder a tus diferentes obligaciones financieras.
Y esto se logra, a través de tener una buena salud financiera. Cuando tienes al día todos tus compromisos, has creado un fondo de contingencia y tienes planificado el mapa de ruta de tu dinero.
Debo ser honesto, esto pareciera ser algo utópico. Pensar que una persona puede tener tal nivel de control en su dinero es, literalmente, como encontrar una aguja en un pajar. Porque, siendo realistas, son pocas las personas que tienen tal nivel de salud en sus finanzas.
Sin embargo, como cuando vas a un médico, puedes tener salud, aun no teniendo todos los indicadores en su nivel óptimo. Pero más aún, cuando inicias un proceso médico las cosas no se resuelve tan pronto sales del consultorio. Toman tiempo, y, aunque parece inalcanzable, t ener salud financiera es algo posible.
Es para esto que quiero compartir contigo estos tres consejos. Para que puedas ir, de manera paulatina, mejorando esos indicadores financieros. Con el fin de tener un mejor desempeño en tus finanzas personales.
Partiendo de la importancia de tener buena salud financiera. Quiero reiterar que estos consejos no son la fórmula mágica que te traerá la estabilidad financiera que tanto anhelas. En otras palabras, en esto de la gestión del dinero no hay varitas mágicas ni conjuros ancestrales.
Esto es un asunto de hacer ajustes, disciplina y enfoque; pero más que todo, de tiempo. El tiempo es lo que va a determinar el resultado. Ya que este tipo de temas no suelen, para ser conservador, resolverse de la noche a la mañana, porque implican un cambio de conducta que no es algo tan sencillo de lograr.
Sin embargo, sí es posible. Sí puedes tener una buena salud financiera, y si te lo propones, luego de pasar un tiempecito, con disciplina y enfoque, podrás ver los resultados que esperar ver en un futuro, no muy lejado. Aquí los consejos:
Consejo No. 1: Prioriza tus gastos
Lo primero que tienes que hacer para tener una buena salud financiera es priorizar tus gastos. Definir aquello que realmente es importante ahora, y qué se puede dejar para después.
Esto es una tarea titánica. Porque por lo general, nos gustan las cosas en las que gastamos el dinero. Es decir, no creo que compres algo que no te guste, o al menos, que no creas que es relevante para ti.
En ese sentido, no es algo sencillo priorizar tus gastos. Sin embargo es altamente necesario. Tienes que hacerlo, porque si no lo haces, entonces estarás dañando tu salud financiera.
¿Cómo hacerlo? ¿Cómo priorizar mis gastos?
La respuesta a esta pregunta es otra pregunta. Tienes que cuestionarte sobre qué es importante para ti. Cuáles son esas cosas que, sin lugar a dudas, no puedes vivir. Aquello que sostiene todo tu sistema financiero personal. Para eso aquí te presento un esquema que puedes implementar para determinarlo.
Pasos para determinar tus prioridades
- Lista todos tus gastos: Piensa en todas las cosas en que gastas tu dinero, y lístalas una debajo de la otra con sus respectivos montos.
- Deja la lista por dos días: Es probable que esta tarea te abrume o que no tengas todos tus gastos listados. Por esto debes dejar la lista por dos días, para que tu mente refresque, analices lo que ya tienes, y veas si falta algún gasto que no hayas contemplado.
- Escala tus gastos: Esta es la parte retadora. Debes decir, de todos estos gastos que listaste, cuál de ellos es imprescindible y cuál puede dejarse para después. Esta tarea, al igual que listarlos, no tiene que ser el mismo día; pero seguro tendrás que hacerla para entonces establecer y diferenciar qué tiene que ser ahora y qué puede ser después.
- Haz los ajustes: Luego de escalar tus gastos tienes que hacer los ajustes de lugar. En otras palabras, como ya sabes qué es importante e imprescindible, es hora de prescindir de lo que no es importante. Y para que esto sea menos traumático, crea un plan de dejar eso prescindible de menor a mayor durante un mes, para que entonces te vayas acostumbrando y tengas mejores resultados.
Tener buena salud financiera es todo un reto. Porque implica hacer ajustes en la manera de pensar. Algo que no es para nada sencillo, pero sí es posible.
Es por esta razón que si decides emprender este camino de sanear tus finanzas debes hacerlo partiendo de dos principios básicos:
- Requiere de disciplina y enfoque
- Toma tiempo.
No es algo que se da de la noche a la mañana y requiere esfuerzo. Por lo tanto, está en tí lograrlo. Y estos consejos te servirán como apoyo para hacerlo realidad.
En ese sentido, lo primero que tienes que hacer es priorizar tus gastos. Definir qué va primero y qué va después. De manera que puedas establecer una jerarquía en los gastos y definas qué cosas son importantes, por lo tanto, imprescindibles, y cuales prescindibles y por ende no importantes.
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