Revista Cultura y Ocio

Tres días y una vida. Pierre Lemaitre

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Tres días y una vida. Pierre Lemaitre     "A finales de diciembre de 1999, una sorprendente serie de sucesos gtrágicos sacudió Beauval, el más importante de todos, la desaparición del niño Rémi Desmedt. En esa región cubierta de bosques y habituada a un ritmo lento, la súbita desaparición del pequeño causó estupor e incluso fue considerada por muchos de los habitantes como un presagio de futuras catástrofes.
     Para Antoine, que estuvo en el centro del drama, todo empezó con la muerte del perro. Ulises."
     Cuando un escritor gana un premio relevante, leída esta obra, uno se pregunta cómo será la siguiente y si se la considerará a la misma altura. Por eso, y porque parecía que Lemaitre se alejaba definitivamente de ese negro sangre que había utilizado en sus novelas protagonizadas por Camille o en Vestido de novia de una manera casi definitiva, me llamó la atención este título. Hoy traigo a mi estantería virtual, Tres días y una vida.
      Conocemos a Antoine cuando tiene 12 años, y le conoceremos durante tres días, en las navidades de 1999. En esos tres días, un coche atropella a un perro que fallece a manos de su dueño, Antoine lo presencia horrorizado, se enfada con el mundo y, preso de esta ira, mata de un golpe a su vecino de 6 años y lo esconde, y... y cambia su vida. Desde ese momento el peso de la culpa dirigirá todos y cada uno de sus pasos que oscilarán entre confesar y la incapacidad para hacerlo. Lemaitre nos llevará entonces a 2011 y, finalmente a 2015 para que seamos testigos de cómo ese suceso
     La historia de Lemaitre es esta vez más introspectiva, le interesa Antoine, desnudar sus sentimientos desde que es un niño solitario que busca encajar a cualquier precio, hasta el adulto en el que se convierte. En la primera parte, la más extensa, conocemos minuciosamente cada uno de sus pensamientos y estados de ánimo. Juega entonces el autor a que sintamos empatía por Antonie, a que disculpemos su terrible acto y, cuando nos tiene casi convencidos, nos sacude con la familia del pequeño desaparecido, provocando un tira y afloja sentimental que hace que el lector se debata entre la lástima y la impotencia sin tener claro qué resultado nos iba a dejar más satisfechos. A lo largo de este camino se nos permite disfrutar del Lemaitre más cuidado, con algunos momentos incluso sobresalientes. La descripción del pueblo, de las angustias y certezas de un niño, las dudas, los vecinos, la madre... todo ello emana un realismo difícil de no recoger.  De hecho creo que no me hubiera importado demasiado si el libro hubiese tenido un final a lo Carrére y hubiera dado por concluida la historia. Nos lleva de suceso en suceso, de excusa en excusa para que Antoine no pueda confesar, para que el lector no pueda pensar tampoco en lo correcto. Avanzamos con ganas, sin darnos cuenta de ello sumergidos en la historia.
     Las dos siguientes partes en cambio son mucho más cortas, casi apresuradas en algunos momentos y, aunque nos siguen mostrando a Antoine, es el lector quien rellena dudas con lo que ya sabía de él. Lemaitre se dedica a darnos datos, guías, a mostrar el camino que ha seguido ese niño que ya ha crecido y ese pueblo que parece haberse detenido en el tiempo. Y como el pasado no sólo siempre regresa, sino que a veces nunca se consigue dejar atrás. Pronto presentimos que la historia tiene un final y que ese niño, Rémi, no caerá en el olvido, y así es. Lemaitre proporciona un final al misterio que, si bien no me sorprendió, si me ha parecido correcto para una historia entretenida que me ha durado apenas un par de tardes.
     Repetiré con Lemaitre, me gusta este rumbo que ha tomado.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias.

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