Los planes de naturaleza, las vacaciones en casas rurales, las actividades al aire libre...son las tendencias para hacer turismo este verano tras pasar más de tres meses confinados. En definitiva la variedad de entornos que nos regala la naturaleza es uno mejores motivos para viajar y hacer una escapada para disfrutarla.
A punto de comenzar el verano, aún es época en la que los bosques de hayas -hayedos- nos permiten disfrutar de su belleza y esplendor, sobre todo tras una primavera más bien lluviosa. A pesar de que la presencia del haya, un árbol que puede llegar a medir hasta 40 metros, es la clara dominante, no es la única especie arbórea de estos bosques ya que acompañándola se suelen encontrar también robles, fresnos o arces, aunque de forma escasa. En su interior, además, se cobija una gran riqueza de especies animales como pueden ser el zorro, la comadreja, el jabalí, el lobo, el gato montés o la marta, entre otros muchos. Se calcula que en cada hectárea de bosque conviven cerca de 10.000 especies distintas.
La paleta de colores que conforma la mezcla de amarillos, ocres, marrones, dorados, naranjas y rojizos, cuando llega el otoño, ahora lucen de una manera especial e invita ineludiblemente a pasear. Seguro que los niños se divertirán realizando las rutas de senderismo que en ellos podéis realizar.
Os recomendamos los hayedos porque son bosques caprichosos y bastante escasos en la Península Ibérica. Se esconden en zonas húmedas, en altitudes que oscilan entre los 800 y 1.500 metros y básicamente en la mitad norte peninsular, donde el clima resulta más favorable para su desarrollo. Son auténticos supervivientes de épocas postglaciales.
Aún teniendo en cuenta que los hayedos predominan sobre todo en la mitad norte de nuestro país (hasta unos 40 en total), la zona centro dispone de tres espectaculares bosques de hayas, que se encuentran entre los más meridionales de toda Europa, donde podréis disfrutar de la gran belleza que nos ofrecen estos espacios naturales. Son los hayedos de Montejo, La Pedrosa y Tejera Negra. Cada uno de ellos tiene sus características particulares y podrán transmitirnos sensaciones muy diferentes.
Hayedo de Montejo, en Madrid
Sus aproximadamente 250 hectáreas de extensión se ubican en la Sierra de Ayllón, al norte de la Comunidad de Madrid y pertenecen al municipio de Montejo de la Sierra. Desde 2017 está reconocido como Patrimonio de Humanidad por la UNESCO y es uno de los hayedos más estudiados por todo tipo de científicos. Entre los singulares árboles que se pueden admirar durante la visita, destaca el denominado "La Roca" que tiene más de 250 años de vida.
Para visitarlo, siempre bajo reserva, se pueden realizar tres rutas diferentes caminando. La más suave, que transcurre paralela al río Jarama; la Senda de la Ladera, que es circular y más larga; y la Senda del Mirador, que es la más bonita por las vistas que ofrece.
Las visitas se han reanudado desde el pasado sábado, 6 de junio, son gratuitas y no se pueden realizar por libre. Por tanto, siempre son guiadas y su duración es de una hora y media aproximadamente. Las reservas, hasta la terminación de las fases de la desescalada, solo se pueden realizar online en http://www.sierradelrincon.org/. La confirmación de la reserva, recibida por correo electrónico, es el único documento válido para la visita posterior. Para la visita os debéis presentar 10 minutos antes de la hora de la senda, directamente en el Hayedo de Montejo, y no como antes del coronavirus que era en el Centro de Información situado en la calle Real, 64 de Montejo de la Sierra.
Hayedo de La Pedrosa, en Segovia
A diferencia del anterior, el acceso al Hayedo de La Pedrosa es libre y no precisa de reserva previa. Para llegar a él, lo mejor es acercarse al bonito pueblo de Riaza y desde allí subir el puerto de la Quesera por la carretera SG-112. Hay que tener en cuenta que es una zona muy concurrida en fin de semana, lo que dificulta bastante el aparcamiento. Por lo tanto, es recomendable acercarse hasta el mirador del Puerto de la Quesera y desde allí hacer senderismo por la cima hasta acceder al hayedo.
Se trata de un bosque de hayas de aproximadamente 87 hectáreas de extensión situado en una altura comprendida entre 1.500 y 1.700 metros en el que lo primero que destaca es la aparición de hayas de tamaños medios dispersas por su ladera en pendientes elevadas. Inmersos ya en su interior, se encuentran árboles centenarios, retorcidos y llenos de musgo y líquenes, que recuerdan los bosques de los cuentos de hadas. Con las hojas caídas, el suelo se torna en una alfombra de diversas tonalidades verdes, amarillas, ocres y marrones que conforman una preciosa escena.
Aunque no existen rutas homologadas, el circuito "La Quesera-Caminos Viejos de Peñalba-La Presa", incluido en el folleto editado por la Oficina de Turismo de Riaza, ofrece una interesante opción de paseo por el hayedo.
Hayedo de la Tejera Negra, en Guadalajara
Otro de los hayedos que os recomendamos está ubicado en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, las 400 hectáreas del Hayedo de Tejera Negra, pueden visitarse por cuenta propia, sin necesidad de unirse a una visita guiada. Aunque, eso sí, el acceso en coche está restringido a un número máximo por día (hay que pagar una tasa -turismos 4€-) y es imprescindible -si es otoño- y siempre recomendable realizar la reserva con bastante antelación en la web de castillalamancha.es. Aunque por el momento, hasta el día 22 de junio, no será posible visitarlo para los no castellano-leoneses.
Para llegar desde Madrid, lo idóneo es tomar la A2 hasta Guadalajara y continuar por la CM1006 hasta llegar a Cantalojas. Desde allí, por una pista asfaltada de unos 2,5 km, se llega al Centro de Interpretación, donde confirmarán la matrícula de nuestro coche con la reserva y abonaremos la tasa de aparcamiento.
Una vez allí, disponemos de dos rutas circulares para realizar nuestra visita. La Senda del Robledal, de 17km, señalizada mediante balizas verdes y cuyo recorrido dura entre 6 y 7 horas; y La Senda de las Carretas, de unos 6km, que está marcada con balizas blancas. Ambas rutas salen del Centro de Interpretación, donde también se pueden dejar estacionados los vehículos.
En el bosque, predominantemente de hayas, además crecen robles melojos, pinos silvestres, tejos, acebos y abedules. Sus sederos están plagados de setas en otoño y, con un poco de suerte, podremos avistar águilas reales, zorros, corzos y jabalíes.
Además de estos hayedos, os recomendamos otros bosques con encanto que los podéis encontrar aquí