Revista Economía

Tres estrategias para lidiar con los gastos imprevistos o extraordinarios

Publicado el 27 agosto 2015 por David Lopez

Este mes de agosto ando un poco agobiado por los gastos imprevistos que estamos teniendo. Hace poco he contado como cambiamos el frigorífico porque se averió el que teníamos. El microondas ha decidido seguir el mismo camino y también hemos tenido que reemplazarlo. Ahora mismo ando con la mosca detrás de la oreja intentando adivinar que será lo próximo que se va a averiar.

Llevo como 15 días deseando que se acaben los imprevistos y hoy, revisando las cuentas de agosto, he caído en la cuenta de algo muy importante:

-. Los gastos imprevistos nunca se van a acabar .

Es imposible prever todos los problemas que van a surgir de repente. Aunque algunos lo pretendan, nadie tiene una bola de cristal con la que ver el futuro. Es imposible saber cuando se va a averiar el coche, la lavadora o cuando vamos a tener que visitar al dentista de urgencia.

El hecho de que algunos gastos sean imprevisibles no es una excusa para ignorarlos. Muy al contrario, lo mejor que podemos hacer es empezar a prepararnos ya. Así podremos hacerles frente sin despeinarnos cuando se presenten.

Estrategia número 1: aprende como realizar el mantenimiento básico de tus cosas.

Todas nuestros aparatos tienen unas tareas básicas de mantenimiento que, si se llevan al día, alargarán su vida útil y, si se ignoran, acabarán costándonos dinero y disgustos en forma de averías. Es más, conviene ir un paso más allá y aprender a realizar por nosotros mismos las tareas más básicas de mantenimiento del hogar (electricidad, fontanería, bricolaje, etc.) y del automóvil.

Imagina que se rompe el mecanismo de la cisterna del inodoro. Si sabes como reemplazarlo, simplemente compras el repuesto y lo cambias. Si no eres capaz de sustituirlo tendrás que llamar a un fontanero que, además de la pieza, te cobrará el desplazamiento y el tiempo que tarde en cambiarla.

Estrategia número 2: gasta menos de lo que ganas

Todos los meses debemos gastar menos de lo que ganamos. Así, todos los gastos imprevistos menores que la diferencia entre lo que ganamos y lo que gastamos no supondrán ningún problema. Personalmente lo que mejor me va para asegurar el ahorro es hacerlo a principio de mes en lugar de al final. Tengo una transferencia automática que, un día después de cobrar, se encarga de mover una cantidad fija a otra cuenta.

Imagina que todos los meses ahorras 200 € y que, cómo a mi este mes, se te rompe el microondas. Una nuevo cuesta unos 80 €. Pues oye, te compras uno y ese mes, en lugar de 200 € ahorras 120€ y a seguir con tu vida.

Estrategia número 3: ten un buen colchón o fondo de emergencia

Esta estrategia es una extensión de la número 2. Gastar menos de lo que ganamos nos ayuda a lidiar con los pequeños baches del camino mientras que el fondo de emergencia es nuestra protección contra los grandes problemas que surjan. La mayoría de los meses no habrá gastos imprevistos por lo que podremos usar lo que ahorremos poco a poco para construir nuestro colchón.

Imagina que un día tu coche se avería y el mecánico te pide 3.000€ para repararlo. Si tienes un buen fondo de emergencia podrás reparar el coche y seguir usándolo. Sin un fondo de emergencia tendrás que endeudarte para reparalo o, en el peor de los casos, renunciar a tu coche.

Conclusiones

No importa que el mejor momento para plantar un árbol fuese hace 20 años, el segundo mejor momento es ahora. Si quieres que los gastos imprevistos no te cojan desprevenido tienes que comenzar a prepararte ya. Empieza por aprender a llevar el mantenimiento de tu hogar, luego asegurate de que gastas menos de lo ganas todos los meses sin excepción y, por último, usa el ahorro mensual para construir un fondo de emergencia.

Recuerda que es imposible prever todas las contingencias que nos van a suceder a lo largo de la vida. Eso no significa que las podamos ignorar. Muy al contrario ,debemos prepararnos ya lo mejor que podamos para que, cuando se presenten, podamos afrontarlas de la mejor manera posible.


Tres estrategias para lidiar con los gastos imprevistos o extraordinarios


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