por Ivonne Vargas Hernández
Estrés es una palabra a la que fácilmente te acostumbras en el ambiente laboral, pero eso no es significa que sea un hábito positivo. En México, siete de cada 10 empleados experimenta baja realización profesional, ansiedad y tristeza en su ámbito laboral, según un estudio de la Facultad de Medicina de la UNAM entre más de 400 profesionistas.
Entre el 60% y el 90% de las consultas a médicos generales en Occidente tiene relación directa con el estrés, añade la Universidad de Harvard.
“Todos necesitamos ese nivel de tensión para actuar con eficiencia. Pero existe un momento en que pasas a la zona peligrosa, donde incluso cuesta aprender y ya no te interesa el trabajo”, dice Mario Alonso Puig, médico especialista en Cirugía General y Aparato Digestivo e integrante de la Academia de Ciencias de Nueva York.
En el trabajo todos los días hay que tomar acciones y conseguir resultados. El error surge cuando sólo te enfocas en sacar pendientes, sin una visión a largo plazo. “La gente que sólo hace y hace, y no piensa, acaba llegando a un lugar donde no quería estar laboralmente”, menciona el también especialista en negociación por el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
En cualquier trabajo se vive la cultura de las prisas. Si se quiere ir a gran velocidad y con buenos resultados, el profesionista tiene que sentir cierto equilibrio y entusiasmo por su trabajo, añade el experto.
Una encuesta de la consultora Grant Thornton International ubica a México en el séptimo lugar con mayor estrés laboral, a nivel mundial, después de Grecia, China, Taiwán, Vietnam, Tailandia y Perú.
Cambio de actitud
“La presión excesiva y prolongada merma las capacidades intelectuales al dañar (áreas) del sistema nervioso central que son claves en la memoria y el aprendizaje”, indica Alonso Puig en un artículo sobre el impacto del estrés en las organizaciones.
Ante situaciones estresantes, el nivel de la hormona cortisol se eleva intensamente. El cortisol también sube en situaciones de resentimiento en escenarios laborales, como peleas continuas con el jefe y frustración con las actividades realizadas.
El especialista en liderazgo, y participante del World Leadership Forum, menciona las siguientes acciones para evitar el sentimiento de ser un rehén en lo laboral:
1. Presión, sin excesos. El estrés no necesariamente es negativo. El problema es centrarse en su parte negativa, el distrés, que resulta de la poca capacidad que muchas veces se tiene para enfrentar las emociones, por ejemplo, desacuerdos con un superior. Esta incapacidad se manifiesta especialmente en conflictos interpersonales.
¿Cómo sabes que estás pasando a la zona peligrosa? Te sientes irritable, presentas cansancio súbito, pierdes concentración y capacidad de análisis. En este caso, el empleado vive acumulando tensión, y se registra un suceso que es afín a muchos trabajadores: el estrés reprimido es de tal magnitud que cuando salen de vacaciones se enferman al primer o segundo día.
2. Ubica prioridades. Las personas se ‘mueven’ en estos cuadrantes:
a) cosas que no son importantes ni urgentes.
b) aspectos que no son importantes, pero se viven como si fueran urgentes.
c) situaciones importantes y urgentes.
d) cosas que son importantes y no urgentes.
“Nuestro tiempo como profesionistas suele estar secuestrado en el espacio de lo que no es importante pero se vive como urgente, cosas que debes hacerlas como sea. Se descuida lo que ahora no es urgente, pero lo será en algún momento si no se le presta la atención debida”, expresa Alonso Puig.
El especialista detalla que es importante tener una visión de hacia dónde vale la pena ir, a partir de tus objetivos, y a partir de eso crear prioridades. De lo contrario se vive en un estado de urgencia, que no necesariamente es sinónimo de más y mejor desempeño, menos de saber planificar una trayectoria.
La persona necesita “tomar el papel de protagonista y no simplemente de víctima”, agrega el especialista y cita que quien se convierte en adicto al trabajo tiene al menos dos necesidades cubiertas, por ejemplo: sentimiento de control y poder; idea de que pertenece a “algo”.
“Un gran problema surge cuando quien tiene el poder es workaholic, pues quiere llevar a todos a su ritmo. Eso genera un entorno empresarial de neurosis, que se observa fácilmente en situaciones como cuando el jefe habla a la oficina tarde para ver si el empleado sigue ahí”, subraya Puig.
3. Siete, la clave. El cuerpo y el cerebro necesitan este número de horas para repararse. Alonso Puig señala que en un escenario de irritación en el trabajo, se puede recurrir a técnicas básicas, como ejercicios de respiración. Esto evita tomar decisiones bajo el efecto del enojo, pero en realidad un control efectivo de estrés requiere un plan de acciones más completo, fuera y dentro de la oficina.
Fuente: CNNExpansión / Por: Ivonne Vargas Hernández