Distinto
Los retretes de los institutos son siempre iguales, dicen, pero yo no lo creo. En mi instituto había ocho, cuatro puertas a cada lado, y yo siempreentraba enuno de los del fondo.Un día escribí en las baldosas: “Te quiero, Yurelita”, y firmé con mi nombre. Sin disimulos. Me hacía falta decirlo. Y, total, ella nunca entraría al retrete de los chicos.Unos días después volví a hacer uso del mismo retrete, y con sorpresa vi que mi mensaje tenía una respuesta: “Dice mi hermana que ella también te quiere.” En ese momento aquel retrete dejó de ser igual que los demás.
🌼Las cosas cambian
Hasta hace poco los días eran un vacío completo, y por las noches me era imposible dormir. Me sentía sola y decepcionada. Estaba cansada de todo, de las personas y de la vida misma, y creía que siempre sería así, que siempre me sentiría igual.Pero ahora todo es diferente. Cuando me acuesto pienso en ti y me duermo en seguida, tranquila y sonriendo. Ojalá hubiera tenido antes el valor de acabar contigo. Tampoco ha sido tan difícil.
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Un campanario en el agua
Mario tenía cinco años cuando vio el mar por primera vez. Pero lo que más le sorprendió no fue el propio mar, sino algo que vio flotando en el agua y que le pareció un campanario, como el de la iglesia de su pueblo. Su padre le dijo:—Eso es una boya, y sirve para avisar a los pescadores. Cuando la campana suena fuerte es que hay olas peligrosas.Pero a Mario no le gustó esta explicación. Él ya estaba convencido de que cuando sonaba la campanaba los peces iban a la misa del fondo del mar, a rezar para que no los pescaran.