¿Quién no ha dicho eso nunca en su vida de jugador? Esos momentos antes de ir a comer o a cenar y que tu madre te grite con despotismo y ansia desde el salón o la cocina para que bajaras y dejaras de una vez la dichosa maquinita.
Este es el tema que quiero compartir hoy con vosotros, y no es que las madres nos griten, sino la disposición de los puntos de guardado en los juegos.
Mucho pensaréis, y no soy quien para deciros lo contrario, que cuando se disponen pocos puntos de guardado en una partida, esta se hace mucho más difícil y te invita a la superación personal en el reto que te propone lo que estés viendo en pantalla. Pero, ¿por qué hay que hacerlo así? ¿de verdad eso no puede ser algo a optar por el propio jugador y no algo que te imponga el propio software?
Desde que dispongo de tan poco tiempo para poder estar quieto en casa, me doy cuenta del valor de 30 minutos jugando a tu juego favorito o simplemente a ese que haya comprado últimamente y quiera empezarlo o continuarlo, pero la dificultad llega cuando una fase no dura esos 30 minutos de los que dispongo y el juego no me deja guardar por donde me quede. Me parece perfecto que el juego te obligue a tener una tensión en el cuerpo de que todo lo que has hecho puede irse al traste, pero una cosa es esa y otra es casi imposibilitarle al jugador de poder jugar determinado juego en un momento concreto por que al desarrollador de turno haya creado la fase de 45 minutos o una hora. Siempre hay formas de mantener esta dificultad y poder mantener estos puntos de guardados casi en cualquier momento, poniendo por ejemplo clásico y práctico el mítico Zelda Majora's Mask.
En conclusión, espero que las compañías vean que la dificultad no hay que ponerla en el guardado y si en el diseño general del juego.
PD: este post se lo dedico a todas las horas jugadas al Castlevania: Lord of Shadow que no valieron para nada.