Revista Cultura y Ocio
Tres mordiscos daban vueltas a una tablamirándose de reojo,esperando el primer movimiento del otropara intentar comérsela.Ninguno andaba famélicomás bien tenían frío y sueñopero no podían evitar el pensamiento-tal vez algo nostálgico-del jugoso primer trozoque entre todas las mordidasle dio existencia a su hambre.