Revista Cultura y Ocio

Tres poemas de Dina Bellrham, Ecuador

Por Veronicaaranda
Tres poemas de Dina Bellrham, EcuadorUn pequeño homenaje a  Dina Bellrham (Edelina Adriana Beltrán Ramos, Ecuador; Naranjito, 6 de julio de 1984 – Guayaquil 27 de octubre del 2011), en el 5º aniversario de su muerte. Poeta de imágenes alucinadas, de cosmogonías desgarradas que construyen una “cirujía de lo sórdido” no exenta de sarcamos, debería figurar en todas las antologías de poetas suicidas, que están ahora tan en boga.    “Dina Bellrham lleva el estandarte de la angustia indeleble, por eso escapa, increpa al cuerpo, se evade de él, se observa ahora desde el centro de la tierra:Miro mis yoes / desde el suelo”.Nos dice, (antes lo hizo desde la atmósfera de La mujer de helio). Soy el fantasma de ayer. / Anteayer / sembraron / mis cenizas”. Cargar entre los ojos la visión premonitoria de la inefable compañera, no plantearla de manera consciente, sino sentirla respirando entre la espalda a cada paso; y desde ahí, desde esa presencia avasallante, re-construir el verbo en la poesía.”                  (Siomara España)Apertura
a
“Más que por la A de amor estoy por la A
de asma, y me ahogo
de tu no aire, ábreme”
Gonzalo Rojas.
La tumba me zumba desde la epiglotis. Cómo duele lanzar un grito en medio de los árboles. Respirar se me ha vuelto tan desesperante. ¡Ah disnea!, esa capacidad la tuya de dejarme trémula en media vereda, en media cena, en media distancia hacia el apocalíptico murmullo de los bronquios, que gimen su tortura; y pensar que quería usar la bufanda para apresurar el salto de canguro del miocardio.Están de luto las sextas uñas. Vocifero una espuma de hematíes y  las palabras me salen cortadas, ahogadas… La tos es la muerte del amor de cantinas. La tos no escatima súplicas a la afonía verde de los insectos. Y pensar que siempre quiero marcharme dejando las maletas debajo del catre, y el abrigo puesto en el cuerpo de otra.
La insensible
la insensiblejamás nutrió el bonsáique habitaba en su ojodescubrió que abrir las piernasera más fácil que abrir los brazospor eso revienta sus grifosy enciende sus cuernos.
La insensiblemató la cuna y los pezones del hambrenació columpioy pronto se deshizo de los niños,amarla es irrumpir el silencio de las piedras.
La insensiblepor insensible dejará huérfana su sombra.romperá su voz de lluviapara olvidar la melancolía de los dientes.
la insensible transita en su diástole,como su padre hecho ovilloen alguna botella fermentada de espinas.Importa poco su esqueleto fútily la jauría carcomiendo los retratos.
La insensible prefirió arrancar sus oídosa los relámpagos en su pecho.
Encenderme
Acostumbrada a reposar en los ceniceros y en las cloacas,eso de encenderme la luz del velador en media pesadilla es atroz.
Desnuda me anuncio tumba para asustar a los príncipes y me vuelvo a esconder en las hojas de Alejandra:   su silencio es perpetuo,   como el gas de la estufa   cuando lo dejas hambriento   queriendo que pase lo atemporal.
Que me traguen los árboles otoñales,las sillas de ruedas, el purgatorio,que me secuestre Cerbero en su uña ponzoñosa.
Que mueran esas alevillas que renacen en las úlceras.Todo el miedo lo he bebido en una danza de falangesestacionadas como fiestas de diabéticos crónicos.
Rompen mi ventanalos picos de pájaros relámpagos, de pájaros sonrisas,de pájaros murmullos.    Incrédula hasta de mí reflejo    que me rasguña tiempos de arena y cocteles.
Es difícil acercarse a la humanidad cuando hueles con impotencia las flores esas que vienen a regalarte cada mañana    en tu lápida.
Dina BellrhamDe Je suis malade, El quirófano ediciones, Ecuador, 2012

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