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CAPÍTULO 22
Colorín, Colorado...
Nada más traspasar el umbral de la puerta de mi piso, Hana se me echa encima. -¡Sara! -grita, eufórica -¡Enhorabuena!No sé muy bien cómo reaccionar. He pasado todo el viaje en avión pensando en que todavía queda una semana para que Abel vuelva y tratando de controlar mi desbocada imaginación que parece haberse confabulado contra mí, pues no deja de enviarme imágenes de las mil cosas que podrían salir mal y que podrían hacer que todo se torciese una vez más.
¡No tengo remedio!
Abel y yo pasamos los dos últimos días de mi viaje en Chicago pegados como gemelos siameses. No nos separamos ni un minuto hasta que nos vimos obligados a despedirnos en el control del aeropuerto. ¡No entiendo cómo es posible que, aún después de todo eso, algo en mí siga creyendo que todo podría salir mal!Durante siete días tendré que luchar contra mí misma, contra mi pesimismo... Pero lo haré. Repito: haré lo que sea necesario para no volver a meter la pata.Entonces, regalo a Hana una sonrisa de lo más deslumbrante.-Sí, sí... ¡Que bonitos son los finales felices! -masculla Nerea detrás de mí. Ella está de mal humor, pero es el tipo de humor sarcástico, no el de encerrarse en su habitación a llorar y compadecerse. No le ha sentado demasiado bien tener que despedirse de los dos americanos cachas con los que ha pasado tanto tiempo en Chicago. Creo que Nerea consideraba a Liam y Matthew sus últimas conquistas antes de verse obligada a sentar la cabeza, y aunque desde un principio supo que todo iba a terminar así, le fastidia bastante... Puedo entenderla. -Tengo que admitir que has hecho un gran trabajo, Nerea -le dice Hana.-No ha sido fácil -replica ella -Aquí nuestra amiga tiene un don para el melodrama, se pasó tres días enteros metida en la habitación del hotel lloriqueando por algo que era sólo producto de su imaginación. ¿Cómo es posible? Hana sonríe y se encoge de hombros. En ese momento, cuando me dispongo a cruzar el pasillo y entrar en el salón, Hana me detiene. -Oye, tengo que decirte una cosa...No le da tiempo. Al instante escucho dos voces familiares que gritan mi nombre.-¡Cariño! -exclama mi madre apareciendo por la puerta del salón.-Hola bizcochito -saluda mi padre, tras ella. -¡Mamá! ¡Papá! -digo, más atónita que molesta -¿Qué hacéis aquí?-Cielo, estamos orgullosos de ti -declara mi madre, abrazándome como si hubiese ganado algún premio o hecho un descubrimiento importante. -¿Por qué? -inquiero.-Ya creíamos que eras una de esas personas frías y sin alma, una estirada -dice mi madre, alejándose para que mi padre pueda atraparme en uno de sus abrazos de oso.-No imaginábamos que serías capaz de cruzar el mundo para ir en busca de un chico -añade papá con una amplia sonrisa bajo su barba.-¡Es genial! Casi no podíamos creerlo cuando tu amiga Hana nos dijo que necesitabas dinero para hacer una locura.Me parece increíble, pero mi madre está dando saltitos, emocionada como una niña pequeña.-Pero...-Llevamos años esperando que alguna vez hicieras algo así, algo auténtico -dice mi padre -¡Y por fin lo has hecho!-Y no podríamos estar más felices -completa mi madre. Yo estoy absolutamente pasmada.-¿Lo decís en serio?-¡Claro! -Bueno... Gracias, creo...-Y no te preocupes por el dinero, no es necesario que nos devuelvas ni un euro -añade mamá -Ha sido bien invertido.Definitivamente, mis padres están locos. Sin embargo son mis padres, me han ayudado cuando los he necesitado. Decido no dar más importancia al hecho de que no son unos padres corrientes. ¿Y qué? Es posible que no sepa nada de ellos en un mes, que no se acuerden de fechas importantes como mi cumpleaños o que se metan conmigo por tener un carácter algo obsesivo, pero me quieren y yo les quiero, y eso es lo que importa. -Y bien -interviene papá -¿Dónde está ese chico? Queremos conocerle.-Se ha quedado en Chicago -responde Nerea -Volverá en una semana.-¡Ah! Entonces le esperaremos -sentencia mamá.Un nudo de proporciones descomunales se me queda atascado en la garganta. No había pensado en la posibilidad de que algún día Abel conocería a mis padres, y si conocer a la familia ya de por sí es uno de esos momentos trascendentales en la vida de una pareja, conocer a mí familia será apoteósico. Sólo espero que no salga corriendo.>>Hola de nuevo queridos lectores.Supongo que querréis que os haga un resumen de mi viaje al continente americano... Pues sólo es necesario que os diga que A y yo hemos vuelto. De hecho, quizá no debería, pero os diré que A ha sido todo este tiempo uno de vosotros. Sí, amigos. El nombre de A en el foro era Pitágoras28 y me leía desde el principio. ¿No es increíble?Cuando por fin regresó a casa, hace unos días, H, N, mis padres y yo fuimos a recogerle al aeropuerto con una pancarta gigante que H se empeñó en colorear. (Lo cierto es que era una maldita obra de arte) La cara de A al vernos a todos allí no tuvo desperdicio, aunque todavía fue peor el momento en que mi padre le puso el brazo sobre los hombros y se lo llevó a parte. ¡Casi me da un infarto! Pero en cuanto vi que ambos se reían, me relajé...Enfín, creo que esto es lo que se llama una Prueba Superada. Mi desconcertante familia no le ha hecho huir, y yo no podría ser más feliz. Mis padres se marcharon al día siguiente, de vuelta a recorrer mundo con su caravana, y por aquí no parece que las cosas vayan a cambiar demasiado. H sigue con su trabajo en esa revista, y sale con un chico que es perfecto para ella. Son igual de raros.En cuanto a N, bueno... Parece que le cuesta un poco aceptar que su vida va a cambiar, pero todavía le quedan 6 meses para hacerse a la idea. Me pregunto si algún día encontrará a un hombre bueno (para variar) que quiera estar con ella y con su hijo. Ojalá que sí...A ha recuperado su piso y ahora está buscando un trabajo. El otro día, paseando, pasamos por delante del edificio de nuestra empresa de tarjetas cutres. Es el sitio donde nos conocimos, donde nos enamoramos, y sentimos una mezcla de pena y alegría al ver que un gran cartel naranja pendía del tercer piso con tres palabras impresas: Se traspasa local.Le pregunté a A si al final había decidido denunciar la contabilidad creativa de nuestro jefe, pero no quiso decirme nada... Quizá lo hizo, o quizá todo cayó por su propio peso, como tarde o temprano siempre ocurre. No me importa.¿Y yo? ¿Qué pasa conmigo? Pues sigo en paro, pero sí hay algo que ha cambiado y es que, de pronto, un día me senté delante del ordenador, abrí una página en blanco y comencé a escribir. Fue así, sin más... Las palabras fluyeron como el agua y, poco a poco, las ideas tomaron forma. ¡Mi inspiración ha regresado!No sé si se debe al amor o a toda la demencial historia que he vivido estos últimos meses pero he comenzado a escribir una novela y tengo un buen presentimiento al respecto. ¿Qué os parece? Puede que después de todo sí se llegue a cumplir mi sueño de ser escritora... ¡Deseadme suerte!<<