Ibiza
Primero: Desde 1999, las murallas que protegen la ciudad de Ibiza están declaradas Patrimonio de la Humanidad. ¿Cree alguien que a la inmensa mayoría de los cinco millones de turistas que recibe al año Ibiza le interesan las murallas? Evidentemente, “pasan” de ellas, como aseguró el arquitecto que trabajó en la rehabilitación de las mismas, Fernando Cobos, en el XI Seminario Internacional de Arquitectura Militar de Almeida, celebrado en agosto de 2017. Pero es muy necesario ese galardón universal precisamente para que las autoridades preserven, cuiden dicho patrimonio, evitando degradaciones en el mismo, ya que para ellos es motivo de orgullo y prestigio lucir el emblema de la UNESCO. O sea, estamos ante un tipo de protección de “refuerzo” de la acción institucional, al margen del reclamo turístico.Murallas de Elvas
Catedral de Évora
Segundo: La guarnición fronteriza y fortificaciones de Elvas son Patrimonio de la Humanidad desde 2012. ¿Qué ha significado esto para la ciudad? Pues aumento exponencial del número de turistas de tipo cultural, atraídos por esa calificación, como le pasa a Évora desde 1986. No es, desde luego, la masiva concurrencia de los turistas de “sol y playa”, pero sí unos visitantes selectivos, en número creciente, al ser incluidas estas ciudades en los circuitos internacionales de viajes culturales. O sea, estamos ante un tipo de protección con “incentivo” al acercamiento, contemplación y admiración.Interior Fuerte San Cristóbal, Badajoz.
Tercero: ciudades maltratadas en su patrimonio histórico-artístico monumental, como es muy claramente el caso de Badajoz, en donde casi todas las actuaciones en su legado son de destrucción, renovación e inexplicable imposición de elementos disonantes. Una hipotética calificación por la UNESCO vendría a “retener” la acción depredadora de las propias instituciones locales; o sea, se lo pensarían un poco antes de actuar, ateniéndose a las leyes que ahora se saltan a la torera, con consentimiento o colaboración de otras instituciones oficiales. Es decir, estaríamos ante un tipo de protección de “contención” de atentados patrimoniales institucionales. Un poco así como… el origen de este tipo de protección en 1959, cuando se iban a arrasan los templos de Abu Simbel, en Egipto.En cualquiera de los tres casos, bien merece la pena la lucha por lograr la clasificación mundial, que da renombre, atrae visitantes y, al menos en gran parte, garantiza la protección ante la barbarie institucionalizada.