Es dificil localizar un país con una institución similar a nuestro Tribunal Constitucional que haya hecho más demostraciones de total falta de seriedad que el nuestro, desde que está muy claro que es controlado por el PP, con el beneplácito del PSOE, y más ahora cuando despues de la última renovación de cargos en el TC, el dominio del PP ya es absoluto.
Fijaros sino en los principales hitos en la historia del TC desde que con el nombramiento de Jimenez de Parga como presidente del tribunal se consumó su control por el PP.
En Enero del 2003, casi 2 años despues de su nombramiento como presidente del TC, el Sr. Jimenez de Parga en una conferencia en Madrid arremete contra las comunidades históricas incluyendo comentarios sarcasticos indicativos de un claro desprecio personal hacia esas CCAA. El gobierno vasco elevó una queja y la Generalitat incluso planteó su recusación en todo lo relacionado con Catalunya, que fue rechazada. En cualquier país mínimamente serio el Sr. Jimenez de Parga no habría ocupado la presidencia del TC muchos días más porque en una democrácia es totalmente impensable que el que se supone responsable de proteger y defender la correcta aplicación de la Constitución, sea el primero que destroza su texto en base a sus gustos personales y ridiculizando a parte de la ciudadania. En España los que fueron duramente criticados fueron los que se quejaron, y la España Una, Grande y Libre, defendió el derecho del Sr. Jimenez de Parga a expresar su opinión.
En el mismo año 2003 se aprobó la increible y vergonzosa Ley de Partidos que traía como consecuencia la ilegalización de Herri Batasuna. Antes de referirme a la actuación del TC en relación con esa Ley voy a dar mi opinión sobre ella. La Ley de Partidos es una vergüenza para la democracia española y para los partidos que la votaron favorablemente (PP, PSOE, CiU, entre otros). En su día busque algún otro país europeo con democrácia parlamentaria donde se hubiese prohibido un partido concreto desde la II Guerra Mundial, y aparte algún intento fallido de prohibir el partido comunista en Alemania occidental, no solo no encontré ninguno, sino que el Sinn Fein en Irlanda del Norte nunca fue prohibido a pesar de que su conexión con el IRA era pública y notoria. La razón que se da en el propio preambulo de la Ley es evitar que la financiación pública de los partidos políticos acabe en manos de terroristas, pero ese problema tenía una solución mucho más limpia y honesta: cancelar la financiación de aquellos partidos en que se diesen indicios de relación con el terrorismo, pero jamás prohibir que la ciudadanía vote a quien quiera. La Ley de Partidos es además demostrativa de profunda estupidez porque lo único que consiguió fue crear heroes del nacionalismo vasco, y cuando en las elecciones vascas del 2012 por primera vez despues de la aplicación de la Ley, se presentó un partido similar a Herri Batasuna: Bildu, fue el segundo más votado con 21 diputados sobre 75, más del doble que el PP.
La Ley de Partidos fue recurrida por el gobierno vasco ante el TC, que por primera vez en su historia, y por supuesto para facilitar cuanto antes su aplicación, emitió una sentencia en menos de 3 semanas, cuando en cualquier otro caso las sentencias han tardado años en ver la luz. Por supuesto la sentencia otorgó plena constitucionalidad a la Ley de Partidos, no sin que antes el Sr. Jimenez de Parga, contraviniendo la norma de sentido común que el presidente del TC tiene que hablar poco y con prudencia, se explayase un par de veces en medios de comunicación, cavernarios por supuesto, sobre cual iba a ser la decisión del TC, a lo que una vez más se respondió que todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión.
En el año 2006 el PP presenta recurso ante el TC contra el Estatuto catalán, que había sido aprobado por el parlamento catalan, las cortes generales y en referendum, y a finales del mismo año el mismo PP presenta un requerimiento ante el TC para recusar al Magistrado Perez Temps porque había preparado un informe técnico sobre el Estatut para la Generalitat, y según ellos este solo hecho le invalidaba para votar en la sentencia del Estatut. Como era de esperar, y también con cierta celeridad, en febrero 2007 el Magistrado Perez Tremps fue recusado tal como pedia el PP.
Y hoy, tres años despues de recusar a Perez Tremps por la razón mencionada, el mismo partido impone un presidente del TC que ha manifestado repetidas veces, de palabra y por escrito, opiniones radicales y en ocasiones incluso insultantes sobre uno de los asntos con que sin duda el TC tendrá que sentenciar: Catalunya, y que ha sido miembro de carnet del PP cuando ya era Magistrado del TC, sin haber informado de tal afiliación. Para completar el siniestro cuadro el jueves 18 se reune el pleno del TC y emiten una nota pública en la que informan que no hay impedimento legal alguno para que un magistrado sea miembro de un partido, pero para ello aportan solo la normativa que es favorable a ese criterio e ignoran varios artículos de varias leyes y reglamentos que prohiben a jueces y magistrados ser miembros de partidos políticos, aparte ignorar también el agravante de la ocultación del hecho, con un planteo incompleto y totalmente parcial que ya es casi tradición del TC bajo control del PP.
No quiero terminar sin hacer referencia a una de las más vergonzosas sentencias del TC, la referida al Estatuto de Catalunya, que en mi opinión tiene una parte muy importante de responsabilidad en la actual movida independentista. Mi opinión sobre dicha sentencia se resume en tarde, mal, nunca, al dictado del PP, y con la silenciosa colaboración del PSOE.
En fin, en este desgraciado tema de la utilización política del TC, y en muchos otros temas, el PP está actuando como lo haría un partido franquista, aunque Franco era más listo que sus herederos porque también daba palos a los mismos que los da el PP, pero en temas generales, que no incluyen penas de muerte, lo hacía con algo de mesura, porque sabía que pasarse provoca situaciones complicadas.