Revista Música

Trilogía

Publicado el 24 julio 2012 por Bitacorock
Trilogía .
En un 2012 que, con frecuencia apabullante, está marcando el 40º aniversario de la edición en vinilo de icónicos colosos el rock, tampoco nos olvidamos, a principios de este mes, de soplar las velitas para el disco tal vez más terso, armonioso e intimista de Emerson, Lake & Palmer: Trilogy. Trilogía Atípico producto ha sido “Trilogy”. Escudriñado bajo la óptica de la ampulosidad -etiqueta nada ajena a ELP, pero portante de un rasgo sin menoscabo alguno en su música, al menos para nos, sus seguidores de la primera hora- el disco caía varios peldaños del pedestal erigido por Tarkus y “Pictures at an Exhibition”. Visualizado desde el aporte de cada miembro, tomaba distancia de las aventuras individuales en un contexto común que enlazaba las composiciones del más que promisorio álbum debut. Escrutado alrededor del eje lírico-conceptual, una vez más disparaba de “Tarkus” y del sucesor “Brain Salad Surgery”, por cuanto no existe una historia narrada en “Trilogy”.
Por el contrario, y tal como anuncia su título, “Trilogy” ya se asentaba en una compacta y madura unidad grupal; en un esfuerzo tripartito y mancomunado que partía desde el pentagrama y terminaba en las bateas de las disquerías; en una música sin mayor pompa, pero muy lejos de ser lineal -es que nunca hubo linealidad en el sonido de ELP! Porque “Trilogy” pasea con igual comodidad entre lo bucólico y lo rimbombante, lo sutil y lo agresivo, lo metódico y lo impetuoso, lo predecible... y hasta lo impredecible. Es un cambiante paisaje sonoro en el que tienen cabida la franca finura de “Fugue” y los innumerables overdubs de “Abbadon’s Bolero”, con un medio tiempo donde no queda terreno sin explorar. 
Trilogía Ha sido “Trilogy” tan exclusivo en el repertorio ELP que, a diferencia de casi todos sus demás álbumes, las audiencias en vivo lo disfrutaron por entero (o casi) durante apenas un par de años. Muy pronto la mayor parte de su contenido bajó de cartel por motivos varios y sólo han sobrevivido en el escenario unas pocas de sus caras joyas: el clásico de Copland, “Hoedown” y la balada que metió a ELP tanto en la radio como en el corazón de sus propios detractores, porque, después de todo, nadie permanece impasible tras la audición de “From the beginning”. Y allí hubiera terminado la lista, si no fuera porque hoy la Carl Palmer Band asombra con su particular y brillante rendición del corte epónimo, “Trilogy”.
 
Detenidas en el tiempo han quedado, no obstante, esas imágenes de Greg frente al mellotron, en apoyo del moog de Keith en “Abbadon’s Bolero”, como también se han evaporado las ejecuciones en vivo de “Endless enigma/Fugue”, “Living sin” y “The Sheriff”, si bien esta última volvió momentáneamente en la última y muy breve gira de ELP, en 1998. 
No es de extrañar entonces que otra de las delicias que se lleva consigo “Trilogy” es precisamente la de atesorar esos momentos únicos que hoy sólo perduran en el disco. Como perduran en la tapa las caras de los tres veinteañeros de entonces, asomando por cuanto árbol se les interponía a su paso en el ya clásico collage otoñal que muestra a Keith, Greg y Carl retozando en el Epping Forest londinense. Hasta podría argumentarse que “Trilogy” no es más que una pintura musical de semejante paisaje onírico. 
Trilogía Cuarenta años han transcurrido desde que “Trilogy” apareció entre nosotros. Motivo más que valedero para festejarlo como se debe y embarcarnos en tres cuartos de hora de ensueño para regresar, una vez más, a la era en que el límite para la inspiración, la creatividad y la imaginación en el rock era verdaderamente el cielo.

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