Trini López, que logró varios éxitos enormes en los sesenta, falleció hace unos días por coronavirus
Aunque en la actualidad su nombre dirá poco o nada a la mayoría, seguro que quienes tienen cierta edad recordarán más de una canción de Trini López, tejano de ascendencia mexicana que murió el 11 de los corrientes a causa del coronavirus. Fue uno de los primeros artistas que, apellidados inequívocamente a la española, alcanzaron el éxito multitudinario en EE UU. No muchos, pero ha habido grandes números uno del pop y el rock que, llamados Valenzuela, López, Martínez o Flores, alcanzaron el triunfo en Estados Unidos e hicieron su aportación a la causa
El país donde se inventó el rock & roll, Estados Unidos, siempre ha sido muy cerrado sobre sí mismo en este campo (en realidad en todos), es decir, es extremadamente reacio a admitir en sus listas de éxitos a artistas foráneos; algo parecido ha ocurrido en el otro foco primario de pop y rock, Inglaterra. Sí, los anglosajones son muy dados a embelesarse con su propio ombligo; de todos modos, en cualquier parte se tiende a mirarse a uno mismo antes que a los demás y, por otro lado, el rock angloparlante tiene por lo general mucha más enjundia que el que se crea en otros idiomas. Uno de los pioneros, uno de los que se atrevió a desafiar el chauvinismo estadounidense es Trini López, que acaba de fallecer a los 83 años, y aunque no muchos, otros artistas de apellido ibérico consiguieron, puntualmente o con trayectoria más extensa, llamar la atención del público yanqui en este competitivo universo.
Al pensar en nombres familiares la memoria lleva a personajes de gran peso en el universo musical estadounidense, como puedan ser Santana o Joan Báez, figuras que, con apellidos de procedencia evidente, han mantenido una dilatada y prestigiosa carrera artística en la que no han faltado deslumbrantes destellos; ¿y Jerry García, líder de Grateful Dead, cuyo abuelo era coruñés?
Muy larga fue la carrera de Trini López (1937-2020), pues comenzó aun en los cincuenta y publicó más de 60 álbumes. Texano de Dallas (del barrio Little Mexico), Trinidad López siempre ha ido y venido del inglés al español sin el menor prejuicio, y de esta manera ha grabado clásicos que van desde ‘La bamba’ a ‘Bésame mucho’, aunque siempre será recordado por su ‘If I had a hammer’ de 1963 (número uno en medio mundo, 3 en Usa) o ‘This land is your land’, piezas esenciales en uno y otro idioma; así llevó al público anglo canciones cien por cien hispanas y viceversa. Fue el primer López que vendió un millón de discos en Estados Unidos. Para ello necesitó un martillo. ‘Inolvidable su actuación en la película ‘Doce del patíbulo’.
El primer nombre castizo que escaló las listas hasta llegar arriba fue Ricardo Valenzuela, aunque para ello tuviera que nombrarse Ritchie Valens. No hay aficionado a esto que no sepa que Valens, Buddy Holly y Big Bopper protagonizaron, muy a su pesar, ‘el día que murió la música’. Ni siquiera había cumplido los 18 cuando Ricardo y sus dos compañeros de infortunio (junto al piloto) perecieron en aquel avión en febrero de 1959 para, inmediatamente, pasar al firmamento de la leyenda. Poco más de ocho meses había durado su carrera, pero tuvo tiempo de convertirse en pionero del rock & roll y el rockabilly, de dejar una pieza imprescindible del género, el ‘Come on, let´s go’, de crear una melodía maravillosa, ‘Donna’, y de convertir una tonada tradicional mejicana, ‘La bamba’, en todo un clásico de los primeros tiempos y de siempre. En total, la discografía que el californiano publicó en vida se reduce a dos singles, pero fue uno de los que abrió la primera puerta del rock y, de paso, mostró las posibilidades de los hispánicos en Usa.
Domingo Samudio era de Dallas, como Trini López, con el que tocó en el mismo grupo. A mediados de los sesenta lanzó con su banda, Sam the Sham & The Pharaohs, una pieza emblemática que no ha dejado de sonar desde entonces, el inmortal ‘Wooly bully’ (1965), que en su momento llegó al número 2 de las listas Usa y que conoce desde entonces numerosísimas y muy variopintas versiones. A pesar de que continuó en el mundo del rock, Samudio sólo hizo otra diana, ‘Li´l red ridding Hood’ (66), por lo que unos quince años después (tras haberlo intentado con gigantes como Duanne Allman o Ry Cooder) abandonó definitivamente la música.
Enorme éxito alcanzó en la misma época el ‘96 tears’, clásico del garaje-rock que tocó número uno en el 66 y que, sin duda, eclipsó el resto de la producción de Question Mark & The Mysterians (o ¿ & The Mysterians). Formado en Michigan, resulta chocante comprobar que el tema lo compuso Rudy Martínez (que cambió su nombre por ‘?’) y que el resto del grupo lo formaban tipos llamados Lugo, Rodríguez, Balderrama (sic), Borjas… Sólo gozaron del gran éxito con ese tema y, aunque lo intentaron varias veces (sobre todo Rudy), serán siempre asociados a esas ’96 lágrimas’, exclusivamente.
Seguramente menos reconocimiento tiene el saxofonista Danny Flores, y ello a pesar de ser el autor y primer intérprete de uno de los más reconocibles instrumentales de todos los tiempos (aunque el original tiene letra), una tonada que escaló hasta el número 1 en Usa en 1958 y cuyo título es más grito que otra cosa: “¡Tequila!”. Curiosamente Flores grabó la canción para un sello discográfico teniendo contrato con otro, por lo que el disco lo firmó e interpretó bajo el seudónimo de Chuck Rio. La pieza tiene tanto encanto, tanto atractivo, que se adapta a cualquier género sin perder gracia.
Hay que ser muy bueno y oportuno para firmar una pieza rock que llegue al número uno en Estados Unidos. Estos tipos lo consiguieron.
CARLOS DEL RIEGO