Pues sí, hoy la ministra Jiménez ha salido a la palestra después de reunirse con su homólogo marroquí y ha descubierto petróleo. Con todo el corazón y pasión que pone en todos los envites, aunque los pierda –léase primarias de Madrid o la gestión de la gripe A, con millones de dosis sobrantes— ha declarado en relación al tema del Sahara que ni lo que quieren los marroquíes ni lo que desean los saharauis, que tiene que haber una salida pactada. O sea, que ni sí ni no, ni blanco ni negro.
Esta ministra sabe perfectamente que eso es querer quedarse al margen cuando hay algo que nadie como nosotros tiene: una deuda colonial histórica que tendríamos que pagar. La descolonización del Sahara era responsabilidad del colonizador, o sea España, con ayuda de las instituciones internacionales. Y no vale ahora pretender ser neutral, cuando hasta ahora se ha mantenido, por miedo al reino alahuita, una posición que ha tenido a los saharauis extrañados en tierra argelina o bajo el yugo marroquí.
Mientras tanto, Marruecos se salta las resoluciones de la ONU, explota las riquezas mineras del Sahara y pesca en sus aguas vendiendo a España, entre otros países, el producto de su saqueo. Y ahora se permite criticar a la prensa española y prohibir su entrada al campamento donde están los quince mil saharauis en los alrededores de El Aaiún, y donde asesinan y mantienen una situación de bloqueo total y asedio continuo.
Todos sabemos qué es lo que quiere Marruecos. Dar una autonomía ficticia y controlada a los saharauis y mantenerlos bajo soberanía marroquí. Mientras que el Frente Polisario aspira a la independencia. Lo que ha hecho la ministra, de momento, es pasar por encima del problema sin querer pisar ni a tirios ni a troyanos, o sea mantener el status quo.
Hay que tomar una posición clara ante este problema, del que somos responsables en gran medida. La solución pasa por un referéndum de autodeterminación, pero con censos controlados y no hinchados por Marruecos, como ya se ha intentado.
Todo lo demás, es vender humo, hacer que se hace pero no, dar una de cal y otra de arena, no mojarse. En definitiva la ministra sí que se ha mojado: las manos como Pilatos. ¿Cuánto podrá resistir el pueblo saharaui ante la opresión de Marruecos y la inanición interesada de España y de la comunidad internacional? No mucho más. Su situación es límite, y o se rinde --que no lo hará--, o puede volver el conflicto armado para defender su dignidad, la que nosotros regalamos a Marruecos.
Señora ministra, hace falta el valor que no tuvimos hace treinta y cinco años. No vale amagar y no dar. Tenemos que rectificar lo que hicimos. No podemos dejar las cosas como están, porque usted lo sabe, hacerlo, es seguir adorando al becerro de oro alahuita.
Salud y República
P.D. Se ha convocado una manifestación para el sábado 13 de noviembre en Madrid, desde Atocha hasta Sol a las 12 de la mañana en apoyo a los saharauis que resisten los ataques del gobierno de Marruecos.