Revista Cultura y Ocio
Tríptico
IDuelen las palabras que la muerte previsible va escribiendo en el aire. Festeja la cópula rota de los amantes a los que sorprendió el ojo de Dios en el oscuro cielo. La historia luego se cuenta de otra forma, pero la vida es lo mejor que conozco, dice la mujer de Lot en el momento en el que la fulmina la mentira y los ángeles escupen lenguas de odio sobre su cuerpo espeso y limpio, obligado a correr y en la fuga a soñar.
II
En las calles del infierno la luz está hecha de grumos. De vez en cuando una música improvisada abastece una felicidad sencilla como de jardín victoriano al que de pronto ilumina el sol después de un fin de semana escandalosamente lluvioso. Hay un corro de mujeres que fuman tabaco negro cubano y discuten sobre la historia de la mujer de Lot. Lo hacen con ardor, pero se desapasionan sin enfado. Los ocasionales transeúntes que las miran no se detienen, pero no apartan los ojos de los cuerpos ampulosos de hembras condenadas que no saben con qué matar definitivamente el tiempo. Porque en el infierno hay que matar el tiempo y se habla casi de todo de lo que sucede afuera. En el cielo, en cambio, el tiempo no existe, la luz está hecha de luz primitiva y limpia y perfecta. En ese aburrimiento de avenidas celestiales y cánticos puros nadie cuenta la historia de la mujer de Lot ni corros de mujeres fuman tabaco negro cubano.
III
Mirar atrás, dijo la mujer de Lot, y advertir que nadie contempla nuestra fuga. En estas libaciones frívolas de la razón, en esta herida pura, encontrar el silencio como un bálsamo, dulce como labio que galopa y escarba y fecunda todo este entusiasmo, las tardes infinitas sin épica ni aliento en las que todavía conducirnos sin miedo por todos los venenos ciegos del mundo.Abril 2009.
Esmeradamente publicado por Luis Felipe Comendador, un artesano metido en poeta o viceversa o serán la misma cosa ambas, en una obra conjunta sobre la mujer de Lot, que desobedeció a Yahvé.
http://diariodeunsavonarola.blogspot.com.es/2009/04/la-mujer-de-lot-meme.html
Ayer noche, en uno de esos podcast a los que uno acude para conciliar el sueño, bien tarde, a mi pesar, tuve la suerte de encontrar una tertulia fantástica sobre asuntos bíblicos o literarios. Entre sueños, antes de caer rendido, feliz por lo que otros saben y nos cuentan, por mi bendita ignorancia en tantas cosas, recordé la cita de Borges. Esa que dice que la religión es una rama de la literatura fantástica. Pues eso.