Hoy toca post deprimente y de desahogo que necesito escribir para poner en orden todos los pensamientos que me rondan por la cabeza desde hace cuatro días.
Hace ya casi un mes que un test de embarazo nos dio la gran noticia de que íbamos a ser uno más en la familia. Era una noticia buscada, pero inesperada, que nos llenó de alegría y felicidad. Pero el sueño ha durado apenas un mes. Lo que tardó en aparecer un pequeño sangrado.
Hace cinco días que me confirmaron que mi embarazo no iba a llegar a ningún lado ya que mi útero solo albergaba un saco amniótico sin embrión dentro. El diagnóstico se confirmó el sábado y, tras consultar con los médicos, inicié el proceso para provocar el vaciado del contenido del útero.
Y así, me pasé el día de la madre sangrando y llorando la pérdida de un bebé que no sé si llegó a ser en algún momento (huevo huero lo llaman, ni que fuéramos gallinas en lugar de mujeres). Ya he superado la fase de culpa, buscando causas cada vez más peregrinas e inverosímiles para explicarlo. Ahora solo queda una terrible sensación de vacío y de pérdida que solo pueden llenar a ratos mis dos peques con sus gritos, juegos y sonrisas. Pero ni eso me alivia.
Necesito alejarme de ellos y sentir mi dolor, forjar mi despedida para tratar de seguir y sanar. Estoy tratando de reconciliarme con mi cuerpo, después de sentirme "traicionada" por la pura fisiología que me seguía mandando señales hormonales de embarazo mientras mi cerebro sabía a ciencia cierta que dentro de mi ya no crecía nada y mi corazón se rompía en pedazos tratando de reconciliar ambas verdades.
Dadas algunas de las reflexiones que he podido escuchar estos días (no todas, ni la mayoría tampoco), reproduzco un párrafo de un artículo de Beatriz Fernández reproducido en el blog duelogestacionalyperinatal (http://duelogestacionalyperinatal.wordpress.com/ yhttp://duelogestacionalyperinatal.com/)
Todo esto es lo que hay que plantearse, lo que hemos de preguntarnos respecto a las pérdidas tanto de embarazos tempranos como avanzados y en pérdidas tempranas de bebés. Porque no nos podemos permitir una sociedad en la que la bandera sea el "no ha pasado nada", el "vuelve a intentarlo", el "ya tendrás otros hijos"... Porque sí, quizás esa mujer tenga otros hijos, pero serán otros y no el que ya ha tenido dentro. Así que ese pequeño que ha estado dentro de ella, que ha vivido dentro de su mamáhay que darle el espacio que merece. No esconderlo, no eliminarlo de la memoria y mirar para otro lado, sino reconocer que ha estado con nosotros de algún modo, quehabíamos pensado en él, quizás le habíamos imaginado, seguramente le habíamos hablado y no puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. No podemos negarle la existencia y tampoco debemos permitir que la sociedad se la niegue.
Y también os dejo un enlace a una entrevista suya al respecto (http://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2012/04/22/duelo-hijos-nacidos/642638.html).
Finalmente, todas las que os enfrentéis a un pérdida de este tipo tenéis una gran fuente de apoyo e información en los blogs de dos de mis más queridas comadres: http://mamasincomplejos.blogspot.com.es/p/duelo-perinatal.html