Revista Comunicación

Triste y anómalo Dos de Mayo

Publicado el 02 mayo 2018 por Felipe @azulmanchego

Triste y anómalo Dos de Mayo

Foto: Comunidad de Madrid


NI CIFUENTES, NI González, ni Aguirre, ni Gallardón. Ninguno de los expresidentes populares que han gobernado en la región se ha dejado ver este miércoles por la Real Casa de Correos durante los actos con motivo del Día de la Comunidad.
Era lo previsto, dadas las circunstancias, pero no por ello deja de ser llamativo y reseñable. Por lo que tiene de atípico y por lo que evidencia. Y porque, esto es innegable, supone una anomalía institucional.

Los motivos son distintos –el de Cifuentes es obvio–, pero los cuatro tienen algo en común: políticamente lo fueron todo en Madrid y ahora, en cambio, están en plena travesía del desierto fruto de sus respectivas y controvertidas gestiones. Las invitaciones fueron cursadas cuando Cristina Cifuentes ya se había atrincherado en Sol tras estallarle el ‘caso Máster’. Entre los tarjetones no figuraba el de Ignacio González, imputado por el ‘caso Lezo’ y en libertad bajo fianza. La pésima relación entre ambos hacía inviable que la expresidenta se acordara de su antecesor y, sin embargo, ‘íntimo enemigo’. Sí estaba invitado Alberto Ruiz-Gallardón, citado por el juez como investigado por la compra supuestamente irregular en 2001 de la empresa colombiana Inassa por parte del Canal de Isabel II, pero el expresidente y exalcalde se excusó diciendo que tenía un viaje fuera de España. La invitación también le llegó a Esperanza Aguirre quien, tal y como está de revuelto el patio, ha preferido quitarse de enmedio y continuar desaparecida.El caso es que estas (sonoras) ausencias nos dejan un día muy triste en Madrid desde el punto de vista institucional. Son la prueba evidente de que la Comunidad de Madrid, como institución pública, ha quedado tocada al no tener al frente de la Presidencia a un representante “en plenas facultades”. El tiempo dirá si este deterioro tiene solución y no acaba dejando secuelas en forma de abstención cuando dentro de un año llegue el tiempo de las urnas.De momento, lo que es menester es que se pueda pasar página cuanto antes y que acabe este oscuro y nefasto periodo, por más que el presidente regional en funciones, Ángel Garrido, haya hablado –sin mencionar a su antecesora– de "una Administración autonómica consolidada” y haya dicho que “los vaivenes políticos y los cambios coyunturales no deben hacernos olvidar la consistencia de la sociedad madrileña”. La mejor consistencia, qué duda cabe, es que llegue pronto el tiempo nuevo que pueda servir para recuperar la confianza de los ciudadanos. Sin llegar a renegar del cifuentismo, porque tal cosa no ocurrirá, con su discurso neutro y sin estridencias de hoy, Garrido ha hecho ‘méritos’ para que en ‘Génova’ lo tengan en cuenta y pueda seguir aspirando a concluir la legislatura como presidente regional tras estos días de obligada interinidad. El momento es difícil –obvio es decirlo–,pero como suele indicarse de forma recurrente, las crisis también son oportunidades para mejorar y crecer. Y no solo eso, si por algo se distinguen los madrileños es por pertenecer a una sociedad resistente, capaz de superar la adversidad. Esta sería, en tiempos de zozobra, la mejor invocación del ‘espíritu del 2 de Mayo de 1808’. Las instituciones siempre serán, o así debería ser, más importantes que sus dirigentes. Y esta es la lección que nos deja tan singular y atípica jornada tras el chasco de los cuatro expresidentes del PP ‘borrados’ de los actos del Dos de Mayo más convulsos y extraños que se recuerdan.


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