
Vivimos una etapa de máxima preocupación por la educación y la cultura, pero la murmuración, la infamia al ausente, al indefenso o al débil es parte permanente de la forma de ser de personas amargadas, infelices y que arrojan muy intencionada bilis con el insano deseo de causar todo el daño posible. Tienen tanto delito como ellos quienes prestan oídos cobardes, quienes no se dan media vuelta dejando con la palabra en la boca a las malnacidas personas que vomitan tanto veneno como oratoria tienen.
En el paradigmático caso de Marta Domínguez parte de la prensa ha prestado sus páginas para triturar el honor de una atleta y persona ejemplar. Por mucho que batalle por su dignidad y que los tribunales, con el lento paso del tiempo, le vayan dando la razón, no hay manera humana de reponer su honra, de compensarle de todas las humillaciones que ha sufrido. Esto pasa cuando una sociedad torpe y cerril presta atención a quien no la merece. Así nos va.
Pedro de Hoyos
Escritor y Comunicador castellano, seguidor de Curiosón
Pedro en "Periodista Digital" Pedro en "Diario Siglo XXI"