Ricky entra a canasta ante Johnson -EFE.
Era tan extremadamente perfeccionista y exigente consigo mismo que no era capaz de responsabilizar a nadie más que a él mismo. Para muestra, un castigo. Después de una derrota contra el Fórum en Valladolid y de haber errado tiros libres en momentos decisivos Drazen Petrovic (Sibenik, Croacia, 1964 – Ingolstadt, Alemania, 1993) se torturó hasta las cuatro de la mañana tirando a canasta. Así era un jugador con rutinas diferentes a las de sus compañeros y que rara vez salía con sus compañeros aquella temporada en el Real Madrid, donde sólo aguantó un año por la lucha de egos en el vestuario y el caramelo que le ofrecieron desde la NBA. Jugador singular y personaje idolatrado y odiado a partes iguales, Petrovic se convirtió en mito una noche lluviosa en la que un camión perdió el control. Una desgracia que conmocionó al mundo del baloncesto. Cualquier seguidor que visite Zagreb sabe que tiene una cita obligada con el cementerio donde está enterrado y su museo, inaugurado en 2006. La tercera propuesta es visitar el pabellón del Cibona, que lleva su nombre y apellido. Ése fue el escenario para el golpe sobre la mesa del Barça, vencedor por 75-94. Un triunfo ciertamente reparador que le sirvió para aparcar sus últimos despistes y olvidar que tiene la enfermería llena, pues a Juan Carlos Navarro y Gianluca Basile se les ha unido Pete Mickeal, renqueante hace tiempo, pero exigido al máximo por las circunstancias. Los azulgrana concretaron una actuación conviccente ante el peor rival del grupo C y el único de toda la Euroliga que todavía no ha ganado ni tan siquiera un partido.
Requería el Barça una victoria de autor después de su tremendo bajón en Vitoria ante Caja Laboral, de haber perdido doce puntos de ventaja en el último cuarto y ceder por siete, pero también tras la derrota anterior, en Siena ante el Montepaschi, y con una nefasta segunda parte en la que sólo metió cuatro canastas en juego. En ambas ocasiones el desconcierto de los azulgrana fue inexplicable, les faltó puntería, contundencia y capacidad de reaccionar. Cualidades que por fin recuperó en Zagreb ante un batallador Cibona, que a los 25m 15s sólo cedía 47-51 y que había alcanzado el descanso con 36-44. Pero esta vez los azulgrana encontraron siempre respuestas, siempre desde su generosa defensa individual y casi siempre bajo la batuta de Ricky Rubio, recuperado de nuevo para la causa con 18 puntos, cuatro asistencias y otras tantas asistencias. Una suerte impagable para uno de sus mejores socios en pista, Fran Vázquez, que llegó a los 14 puntos sin fallo (7/7), uno menos que Terence Morris. Joe Ingles (16) y Roger Grimau (ocho) minimizaron las bajas en los exteriores ante un rival entusiasta pese a la ausencia de Rok Stipcevik, pero impulsado, como sucedió en la ida, por Bojan Bogdanovic, máximo anotador del partido con 26 puntos.
Cibona (13+23+21+18) 75: Vragovic (6), Bogdanovic (26), Zubcic (7), Johnson (6), Radosevic (14) –quinteto inicial–, Pasalic (5), Vrbanc (5), Delas (6) y Smajlagic. Barça (24+20+27+23) 94: Rubio (18), Grimau (8), Ingles (16), Lorbek (9), Fran Vázquez (14) -quinteto inicial-, Morris (15), Sada (4), Ndong (10) y Lakovic.