Artista: Troker
Álbum: Crimen Sonoro
Año: 2014
Género: Jazz rock progresivo
Duración: 47:48
Nacionalidad: México
Debemos decir que esta banda es bastante reconocida en su país, una de las razones es la calidad y energía de sus presentaciones. Calidad de jazz y energía de rock combinadas para una sonoridad diferente, pero no solamente termina allí, sino que la experimentación va más allá: ritmos bailables, pop, hip hop y rock progresivo para una propuesta arriesgada y diferente.
Troker, experimentada banda de raíz rockera pero que remite al jazz en su conformación, realizó un disco que suena muy mexicano, sin duda se posiciona como uno de los mejores materiales que ha generado méxico en los últimos tiempos. El éxito que los ha acompañado a lo largo de más de una década de existencia se ha plasmado en sus viajes por el mundo, participaciones en los festivales más importantes de Europa, que los ha consolidado tanto dentro como fuera del país, con un estilo particular, único.
"Nos ha ido muy bien en los festivales a los que hemos asistido en el extranjero. Desgraciadamente lo que nos está pasando en México ha sido más un rebote de lo bien que nos ha ido afuera que un resultado de los 10 años que tenemos de carrera. Por lo pronto nosotros seguimos haciendo música en la que creemos, aprovechando las oportunidades que se nos presentan y utilizando las redes de trabajo y difusión que vamos creando para seguir trabajando y haciendo lo que más nos gusta"Samo González, bajista de Troker
"Crimen Sonoro" fue creado a partir de sus diferentes presentaciones, su producción fue poco convencional, comenzaron al revés: primero tocaron sus cortes en vivo y conforme fueron dando forma a las canciones las grabaron hasta convertirlas en su tercer material, que además viene acompañado de una novela gráfica.
Aquí, otro disco distinto, otra sorpresa y otra visión a todo lo bueno que surge en tierra latinoamericana, lejos de los grandes negociados de las discográficas y bien cerca del arte.
En su propuesta de jazz convive el rock, la psicodelia, el hip-hop, el mariachi y demás géneros que suman a un proyecto compuesto de músicos que con su virtuisimo encantan, pero también forman una base sonora para darnos varias sorpresas en los próximos años.
Durante la última década, Troker ha reunido jirones de jazz, hip-hop y rock y los ha formateado con los sonidos del mariachi de su natal Guadalajara, "Crimen Sonoro", es ruidoso, extenso, machacante y caótico, donde brilan bronces mariachos inyectados en el sonido bullicioso de la base rítmica de la banda, mientras las guitarras tocan rock, o tocan jazz, pero en todo caso se sienten como felices su propio estilo.
Músicos de calidad, algunos egresados del Berklee College of Music, o que trabajaron con Brian Lynch y Danilo Pérez; hijos de músicos de blues; o que han trabajado con John Medeski, Todd Clouser, Steven Bernstein y Don Byron.
En definitiva, Troker es una banda del carajo. Pero también Troker se nutre de su imagen jazzera para pasarse fuera de la ley en materia musical y ello se muestra hasta en el título del disco, son la nueva fusión del jazz rock y estilos de música nativas de México, pero que además va mucho más allá.
Con canciones originales que son provocativas, contundentes, desprejuiciadas y cualquier cosa menos "comunes y mundanas". Y no dejes que los estilos de mariachi evoquen ninguno de los estereotipos habituales, es un animal completamente diferente en manos de Troker, lanzando senderos impredecibles, ya que mantiene la intensidad que encuentra el lugar en el encuentro perfecto (una mezcla generada desde tiempos difíciles y amalgamados) para unir estos estilos aparentemente incompatibles entre sí.
Con Crimen Sonoro, su más reciente disco, Troker confirma su lugar como uno de los grupos más interesantes de México.Ernesto Flores Vega
No habrá otro modo de iniciar un comentario sobre Troker que decir: son de Guadalajara? Algún fan enmendará la plana y precisará que hay sangre michoacana, bajacaliforniana y zacatecana en el potente colectivo de fusión que ya ha tocado dos veces –proeza no realizada por otra banda mexicana- en ese multitudinario lodazal de nombre Glastonbury. Lo notable es que desde hace un buen tiempo las artes y la creación en México están saludablemente descentralizadas. A cualquier iniciativa le importa, por supuesto, ganarse la atención, el gusto y el bolsillo del mastodóntico mercado del Distrito Federal, pero hoy en día brotan, por fortuna, propuestas relevantes en muchos puntos del país.
Si Grand Funk era una banda americana, Troker es, pues, una banda tapatía. Y qué banda. El escucha inquieto encontrará pocas producciones nacionales este 2014 que sean tan ricas, estimulantes y sacudidoras como Crimen sonoro (Intolerancia, 2014), la quinta grabación del combo y con la cual, en feliz coincidencia, celebran una década de cocinar un apetitoso revoltijo al que, para no complicarse la vida, le llaman jazz rock, jazz-fusión, o jazz de fusión.
Hubo años en los 60 y 70 del siglo XX cuando, por un lado, estaban agrupaciones como la Mahavishnu Orchestra, Weather Report y Return to Forever y, por el otro, en el viejo continente, Soft Machine, Caravan y Gentle Giant. Némesis de los puristas, esos colectivos mezclaban todo lo que agradaba a sus oídos sin el deseo, siempre imperante en los ejecutivos de la industria discográfica, de etiquetar lo que hacían como jazz, jazz-rock, o rock progresivo. Troker es descendiente de esas agrupaciones, aunque en su fusión también cabe incluir la cuantiosa herencia de las grandes bandas de metales de los años 70 y principios de los 80, como Average White Band, Chicago, Blood, Sweat & Tears, Earth, Wind & Fire, los J.B.’s, KC and the Sunshine Band (sí, no es broma) y Tower of Power, entre muchas otras. Pero no sólo eso: también parecen asimilar el acento festivo de la música gitana, y de muchas bandas de pueblo de todo el orbe (hasta los casi míticos Maestros Músicos de Jajouka); el ritmo urbano del hip hop; y, por último, aunque no menos importante, la furia rítmica, martilleante del metal y, sobre todo, del punk. La combinación, por supuesto, resulta explosiva.
Instrumentales –salvo algún aullido amariachado, o un rítmico “one, two, tres, cuatro”-, los diez cortes de Crimen sonoro ejemplifican muy bien la música poderosamente visual y evocativa que hace Troker, la misma banda que se aventó el tiro de acompañar el año pasado las proyecciones de El automóvil gris, la legendaria cinta silente (o muda) que data de 1919. Y aquí es donde viene al caso mencionar un innovador aspecto extramusical de Troker y su Crimen sonoro: la grabación, que ya lleva meses circulando, podrá acompañarse con la lectura de una novela gráfica escrita por Bernardo Esquinca, dibujada por Mauricio González Morín, editada por Almadía y que se publicará hasta el 2016.
El álbum producido por Gerry Rosado es impecable, y uno, con ostensible inclinación por lo auditivo, diría sin reparos que se basta a sí mismo. ¿Hacía falta proponer esa otra lectura alterna, paralela? Y esto no se externa en demérito de los involucrados, quienes tienen las más amplias y sólidas credenciales en sus ámbitos de acción. Habrá que esperar a tener el tebeo en las manos para ver qué clase de estimulante fluye, de allá para acá y de regreso, entre sus vasos comunicantes.
En mis repetidas audiciones de Crimen sonoro encontré una selva urbana de evocaciones y relatos. En “STRANGER (El extraño me persiguió con un cuchillo y me gritó su nombre)”, “PRÍNCIPE CHARRO” y “VENGADOR” -los títulos así, en mayúsculas- está el mariachi, pero también el eco gitano y la resonancia árabe. La segunda, que bien podría ostentarse como inmejorable ilustración del estilo Troker, puede hacer pensar en la banda de Speedy González en esteroides y la trompeta de Gil Cervantes remitir a Love, la psicodélica banda de Arthur Lee.
La misma “STRANGER”, “INGRATITUD” y “UNDERWORLD (Bajos fondos)” le hacen guiños a Robert Fripp y su King Crimson; la primera, al estridente de la penúltima etapa y la tercera al del clásico insoslayable In the court of the Crimson King. “FEMME FATAL (Cavaré tu tumba y te llevaré flores)” es uno de los más cinematográficos y literarios de esta decena de tracks; un fascinante thriller eróticamente recargado. Si no temiéramos incomodar a la banda del saxofonista Arturo “El Tiburón” Santillanes diríamos que esta rola podría ser el soundtrack de una película porno con argumento y sustancia.
Algo admirable de Troker y su Crimen sonoro es su carácter abiertamente incluyente. Si se le escucha con atención, su música puede convocar, con muy buenos resultados, a seguidores de Dave Douglas, DJ Shadow, Kinky, Medesky Martin & Wood y Rush, por muy esquizoide que parezca la enumeración de artistas tan disímbolos. Troker ha hecho un álbum asesino, golpeador, que conecta muy bien con el público en directo, un crimen que podría tomarse como algo de todos los días, como sucede con la mayoría de los que se cometen en estas tierras, si los amantes de las aventuras auditivas, las de mayor riesgo, pero más alta recompensa, no tienen el valor de prestarle oídos.
Y es así que vamos terminando de presentar un álbum lleno de paradojas, oscuro pero divertido, sencillo pero psicodélico y lo más importante: es una obra de arte equilibrada y cohesionada.
Una a una, las canciones y momentos sonoros del disco fueron dejando un grato sabor, sorprendiendo y aportándole algo de drama musical, creando otro disco muy recomendable de la escena latinoamericana y especialmente mexicana.
Pueden escuchar y comprar el disco en su espacio de Bandcamp, y seguir maravillándose con su sonido!
Lista de Temas:
01. Principe Charro
02. Stranger
03. Ingratitud
04. Femme Fatal
05. Tequila Death
06. Underworld
07. Asenic Lips
08. El Loco
09. Claroscuro
10. Vengador
Alineación:
- Frankie Mares / Drums
- Samo Gonzalez / Bass
- Christian Jimenez / Keyboards
- Tiburón Santillanes / Sax
- Gil Cervantes / Trumpet
- DJ Zero / Turntables