Por fin me decidí a leer “Trópico de capricornio”
Por fin me decidí, y hace unos días me aventuré a leer “Trópico de Capricornio” de Henrry Miller. Se trata de un libro que siempre me ha llamado la atención cuando lo veía por casa, pero cuya lectura siempre aplazaba porque había libros que prefería leer antes. Aunque la lista de libros que ansío leer sigue siendo insultantemente larga, por fin me dio por acercarme a la obra de Miller y comprobar por mí misma el motivo por el cual tiene tan buena crítica y este autor está tan consagrado en el mundo de la literatura.
Es cierto que es una lectura extraña, que no sigue un orden lógico ni cronológico y el estilo de Miller se hace, en un primer momento, complicado. Pero, aún así, el lector acaba metiéndose en la historia y, sobre todo, en la psicología del autor sin remedio, para disfrutar de los pensamientos y elucubraciones de Henrry Miller, el alter ego del autor protagonista de esta novela en la que narra su niñez, juventud y vida adulta de manera no lineal y mezclando momentos que pueden condierarse autobiográficos del propio autor.
El escritor impregna su obra de un tono lúgubre y deprimente, pues se muestra en todo momento asqueado por la sociedad y la condición del ser humano en general, considerándose un hombre imcomprendido que hace lo posible por adaptarse a un mundo del que se cree completamente ajeno. Sin embargo, no faltan momentos de humor o situaciones absurdas que logran que la historia dé giros importantes. El escritor recurre continuamente a temas universales como la muerte, la soledad, la religión, y el sexo, tratando este último sin tapujos y con descripciones salvajes y lujuriosas, lo que llevó a esta obra a estar censurada en algunas sociedades como la norteamericana hasta la década de los sesenta (a pesar de que el libro se publicó en 1938)
Henrry Miller también plasma en esta obra su deseo de ser escritor y la etapa en la que se descubre y forma como tal, y hace referencia a grandes escritores como Dostoievski (en cuyos escritos se siente únicamente comprendido) o filósofos como Platón. El arte y las humanidades en general también aparecen reflejadas en este libro, contrastando con la decadencia que sirve como telón de fondo de la narración.
Reconozco que no es una lectura sencilla, pero, aún así, la recomiendo porque tiene pasajes verdadermante reflexivos que cuestionan aspectos que hoy en día siguen vigentes, y porque el lector acaba interesándose por las vivencias de un hombre apático, despreocupado y egoísta que, a pesar de todo, sabe ver las hipocresías y contradicciones del ser humano. Al final, no me arrepiento de haber acabado dándole una oportunidad a ese libro que, durante años, me observaba desde una estantería, esperándome paciente.
Y tú ¿Has tenido durante años pediente algún libro que por fin te hayas aventurado a leer? ¿Has leído algún libro similar al que acabo de reseñar? Cuéntame…