La trucha arcoíris, genéticamente modificada, podría resultar muy atractiva para el mercado, pues cada una ofrece entre el 15 y el 20 por ciento más de carne.
Esta trucha es el resultado de diez años de experimentos realizados por un equipo dirigido por Terry Bradley, del departamento de ciencia pesquera, animal y veterinaria.
El equipo inyectó en 20000 huevos de trucha arcoíris diferentes tipos de ADN de otras especies, convirtiéndolas en truchas transgénicas. La intención era que el ADN suprimiera una proteína llamada miostatina, y aparentemente el experimento funcionó con 300 huevos, creando así un pez súper musculoso.
La trucha transgénica cuenta con genes basados en las proteínas inhibidoras de miostatina que se encuentran en los ejemplares de una raza bovina conocida por su fuerte apariencia.
La miostatina controla el crecimiento muscular en los mamíferos, incluidos los humanos. Así, el control de la miostatina podría significar una forma de revertir la atrofia muscular en humanos.
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