Truco para dejar el chupete

Todos sabemos el paso tan importante que supone para un bebe/niño dejar de usar el chupete, y cada uno tiene su método para lograrlo. Os cuento el mío.

Hay quien le da el chupete a los Reyes Magos, lo que a mi personalmente me parece super cruel (si yo tuviera que dejar el chupete a los Reyes creo que les odiaría para siempre). También sirve dejárselo a Papa Noel, el Olentxero, Maridomingi (si sois del País Vasco) o quien traiga los regalos en vuestra zona. Luego está el dejarlo así sin más, pero me parece un poco triste, la verdad. Me gusta montar historias alrededor de los hitos importantes, será que soy una cuentista, no se…

El caso es que le quitamos el chupete a [A.] a los 3 años por el triste método de “a la basura que ya eres mayor”. Estuvimos concienciándole desde unos días antes de que ya era mayor, papá y mamá no usan chupete, etc… Y el día programado se levantó de la cama y ella misma tiró su chupete a la basura. Yo me las prometía muy felices, pensando lo madura que era mi niña y tal, pero llegó la noche y con ella el drama. Si sólo hubiera sido el drama no hubiera pasado nada, tengo bastante paciencia, pero [A.], el lirón de la familia, dejó de dormir. Y así noche tras noche. En aquella época [C.] estaba en todo su apogeo de bebe-pelma-que-no-duerme, así que tener a las dos despertándose toda la noche fue demasiado para mi y le devolvimos el tete a [A.]. En aquel momento pensé que prefería tener que pagar una ortodoncia futura a seguir sin dormir un día más. Y ¡magia!, [A.] volvió a dormir como un lirón. Al menos ya solo me despertaba una de las dos… FRACASO.

Pasó un año antes de que volviéramos a la “operación chupete”. Esta vez se me ocurrió una idea más historiada y mucho más mona para mi gusto. Íbamos a sembrar una “Planta de chupetes”. Nos fuimos [A.] y yo solas (era una cosa de mayores y dejamos a [C.] en casa) a un centro de jardinería a elegir la maceta. Como era de esperar eligió una morada… Perfecto. Compramos un rotulador dorado para que la niña pudiera escribir sobre la maceta o hacer dibujos o lo que quisiera. Al final decidió escribir su nombre y el mío (snif, snif, que monísima es, por Dios). El día elegido, cuando estábamos solas, pusimos al fondo de la maceta el chupete, lo cubrimos de tierra y echamos unas lentejas para ayudar al chupete a que hiciera nacer una planta. ¡Listo! Aquella noche se fue a la cama hablando de su futura planta y se durmió tan contenta… ¡Y sin chupete! No me lo podía creer. Esa noche, puse unas piedritas doradas sobre la tierra, y a la mañana siguiente le conté que había venido un hada y había puesto piedras de oro para ayudar a crecer la planta. ¡Que éxito! Cómo las lentejas son de lo más agradecidas, a los 2 días teníamos unos pequeños brotes, ¡la planta de chupetes! Ha pasado un año y aun seguimos cuidando la planta de [A.] con todo nuestro cariño. Es más, es la única planta de toda la terraza que ha sobrevivido a este frío invierno. Os lo enseñé ayer en el Miércoles Mudo.

Que cada uno busque su método para quitar el tete, pero por si queréis, os presto el mío. ¡Suerte!

P.D.: Si alguien quiere dejar por aquí su método particular, será bienvenido. Seguro que alguna mamá lo utiliza algún día.