Ahí van algunos trucos:
1.- Ten claro que tus nervios son tuyos y no los compartes con nadie. La mayor parte de la gente no los verá si no vas tú y los señalas con un láser, estilo “estoy un poco nervioso”.
2.- Siempre que el objetivo de la reunión te lo permita, sonríe y crea un clima distendido, que te permitirá salir con alguna broma de situaciones incómodas. El rotulador no escribe, no sabes dónde has dejado el puntero, te trabas con una palabreja o tropiezas… ríete tú antes de que lo haga el resto. Reírse de sí mismo con seguridad es una muestra clara de autoestima.
2.- Ten agua cerca. Si te pones nervioso, haz una pausa y aprovecha para beber (no llenes demasiado el vaso o copa)
3.- Nunca verbalices “pido disculpas porque esta no es mi especialidad” o “no he tenido mucho tiempo para prepararla…” ni sandeces por el estilo que lo único que harán es colocarte en el punto de mira buscando pifias. Si crees que así caerás bien, te equivocas.
4.- No mantengas tu guión en un papel en la mano. Llévalo en una hoja de color para encontrarlo siempre con facilidad y déjalo en la mesa. Como mucho, utiliza cartulinas (que no tiemblan!)
5.- Digan lo que digan los libros, si te sientes mejor con algo en la mano, usa un rotulador o algo similar (pero no juegues con él)
6.- Si te pierdes, puedes utilizar aquello de “por cierto, no quiero olvidarme de comentaros que…” y lleva preparado algún mensaje o felicitación o lo que sea… Cuando termines, siempre puedes preguntar ¿por dónde íbamos? (para ello, es necesario crear ese clima distendido al que aludía anteriormente) y el propio grupo te re.ubicará.
7.- No te extiendas en la introducción y haz el máximo de preguntas (mejor a personas concretas, para que no queden “desiertas”. Si generas participación, te sentirás más cómodo.
8.- Si hay puntos del orden del día que pueden plantear o tratar otros, acuérdalo con ellos.
9.- Si haces una pregunta al grupo y el grupo no contesta, sonríe y contesta tú. Acabas de transformar tu pregunta en retórica... y aquí no ha pasado nada.