Revista Comunicación

True Blood y sus colmillos (mal) gastados.

Publicado el 27 febrero 2011 por Watanabe
True Blood y sus colmillos (mal) gastados.Para cualquier historia de ficción, contar con un buen final es fundamental a la hora de percibir gratamente o no, la obra en su conjunto. Por esta razón no considero a Luther la gran serie de la que muchos hablan (y otros gritan). También por ello la primera temporada de Nurse Jackie me acabó gustando lo suficiente como para no considerarla un aburrido intento de trasgredir sin arriesgar demasiado. Y precisamente por eso mismo la última temporada de True Blood la recuerdo en mi memoria con un mal sabor de retina que me espanta. Su recta final es tan (dejadme pensar) “megadispersaultraparanoide” que ya no sé si creer que a sus responsables se les fue la serie totalmente de las manos hasta límites insospechados hasta por ellos mismos, o es que en realidad  es una absoluta genialidad, y soy yo el que no puedo disfrutar de tal osadía argumental por no haberme tomado los mismos psicotrópicos que ellos. En cualquier caso, me lo ponen bastante difícil a la hora de decidir si continuar o no jugando a los vampiros de la HBO más allá de semejante desparrame final… 

True Blood y sus colmillos (mal) gastados.

""¡SE BUSCA PERSONAJE!"

Y es que una serie se puede NO tomar en serio a sí mismo hasta cierto punto. Todo tiene su límite.
Después de una excitante primera temporada, donde se mezclaba con sutil inteligencia, el retrato de la América profunda, el sarcasmo de las revistas Pulp, y el romanticismo proveniente de las novelas de Ann e Rice. Y después de una segunda entrega donde se fue todo esto al carajo,  convirtiendo al invento vampírico en toda una estimulante oda a las películas de serie “B”, hecha ésta eso sí, con más clase (y presupuesto), y desde luego con mucha menos grandilocuencia de lo que solían regalarnos las películas de este tipo género. Su tercer acto parece ahora, ya desde la lejanía, una gran broma macabra y desmesurada, que se fue dejando la gracia por el camino a medida que avanzaron los episodios en busca de más carnaza, cuellos desprotegidos, y espectadores con ganas de más salvajismo carnal e incontrolado. 

True Blood y sus colmillos (mal) gastados.

"Un gran personaje desperdiciado"

Estoy de acuerdo en que True Blood siempre ha sido un gran artificio colorista, (y en algunas ocasiones hasta descolorido), barnizado con sangre, sudor (sexual), y lágrimas (principalmente las de Sookie), caminando siempre por el borde del precipicio, jugando muchas veces con lo cuestionable e incluso lo inadmisible. Vale que a veces se ha pasado de lista (y de graciosa), y nos ha enseñado más cartón piedra del que hubiésemos querido, dejándonos ver más pieles desnudas o descuartizadas que cabezas pensadoras e inteligentes. Y hasta podría asegurar que nunca ha pretendido jugar a ser una de las grandes series del momento (aunque para mí siempre estuvo entre ellas) aparentando ser un producto menor cuyo único objetivo solo fue el divertir y/o entretener sin más pretensiones. Sí, todo lo que he dicho es cierto (y probablemente más), pero también lo es que, por mucha locura argumental que hubiera, siempre estuvo bien arraigada a una buena estructura (y a su propia fantasía) para que no acabase desbocada y sin control (ni sentido), como ha acabado ocurriendo en los últimos episodios de su tercera temporada, ¿Qué nos espera a partir de ahora?
Sé que mis palabras suenan a despedida, o como poco a las de un fan despechado cuyo juguete favorito se ha roto en mil pedazos. Puede que me haya pillado un cabreao de narices por el rumbo de los acontecimientos, o puede que solo sea una rabieta fugaz por no poder seguir los pasos de una historia que me gustaba y se me escapa entre los dedos. True Blood ¿sabes lo que te digo? Que como sigas por ese camino te dejo y me marcho con las crónicas vampíricas ¡Ala, ya está! ¡Ya lo he dicho!

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