Revista Cine
Fantasmas del pasado
La segunda temporada de True Detective llegó a su fin, dejando tela para cortar acerca de lo que corresponde a las resoluciones que se llevaron a cabo y al destino elegido para cada uno de los personajes que intervinieron en ella.Muchas opiniones contrapuestas se hicieron oír apenas terminó el episodio inicial. Las comparaciones (odiosas para unos cuantos pero inevitables) con la entrega anterior fueron tornándose cada vez más recurrentes, ganando espacio de forma gradual conforme al avance de la serie. La brillante y sólida historia protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson dejó la vara muy alta de cara a lo que viniera luego. Así como a sus personajes, melancólicos y acechados por un tiempo lejano que los aturde cotidianamente, la segunda temporada de True Detective también es perseguida por los fantasmas del pasado, siendo en este último caso antecedentes que representaron excelencia en el planteamiento y en la puesta en escena de cada suceso.Nic Pizzolatto apostó nuevamente por la creación de una atmósfera oscura, podrida e intrigante. Las drogas, los vicios y la maraña de acontecimientos que se sortean, corrompen el ambiente. El guión, sugerente aunque algo enrevesado, deja la sensación de confundirnos en determinados tramos. No hay nada para reprochar en lo que concierne al rubro técnico, así como tampoco respecto a las actuaciones. En este punto, vale destacar el trabajo realizado por Colin Farrell en la piel del detective Ray Velcoro. Probablemente se trate del participante que mayor interés y atracción haya despertado en el observador. Detrás de él se posiciona Vince Vaughn de solvente labor. El resto no desentona ni mucho menos; Rachel McAdams, Taylor Kitsch y Kelly Reilly acompañan de manera convincente. Lo interesante (aunque en leves secuencias extenuante) radica en los problemas personales que aquejan a cada una de las figuras. El pasado, como se mencionó anteriormente, es para nuestros protagonistas una mochila pesada que cargan sobre la espalda día a día. Pizzolattonos va revelando, capítulo a capítulo, algún que otro asunto que nos permita ir encastrando cada pieza en el rompecabezas personal de cada individuo. Pero lo sombrío no siempre funciona y es factible que en ciertos pasajes de True Detective los minutos se hagan cuesta arriba, producto de tan acentuado dramatismo y diálogos que en su intento de querer sonar continuamente elegantes, pierdan impacto o nivel de enlace.La corrupción y la prostitución ocupan un lugar importante en la trama de esta segunda temporada. Asimismo las conspiraciones y las traiciones. La impunidad con la que se mueven los que poseen una posición casi omnipotente de poder pisa fuerte en la narración. Pasada la mitad de la serie, las cosas se van poniendo progresivamente más oscuras, tensas, retorcidas y, como fruto de lo que se desprende de ese sinuoso camino, también más cautivadoras. Nic Pizzolatto nos introduce en situaciones que molestan y que forman parte de la realidad de muchos países. La impotencia emerge y crece con intensidad a medida que los episodios corren; los sabores amargos parecen predominar, mientras quien se encuentra expectante del otro lado de la pantalla se pregunta, con dudas y temores, cómo se resolverá todo en el desenlace.*SPOILER : Pizzolatto apuesta todas sus fichas a desenmascarar la triste y desmoralizadora verdad que rodea a quienes se llenan los bolsillos con actividades ilícitas. En True Detective el final es desolador, penoso por cómo acaban algunos de sus personajes y por cómo los malos triunfan en la puja por el poder, en sus acciones por tapar cualquier investigación e implicar a inocentes. Prácticamente todo resulta en vano. Sin embargo, queda encendida una pequeña luz de esperanza, con las pruebas de las que se vale la detective Bezzerides, lejos de su país. Este es el máximo acercamiento a un final feliz que su creador nos puede ofrecer. *FIN DE SPOILER.A fin de cuentas, se trata de una aceptable, inquietante y atmosférica segunda temporada. El parangón con la primera le juega una mala pasada. Si se la analiza aisladamente, el resultado es más positivo.
PUNTAJE FINAL: 7,8