Fernando Trueba, autor de películas tan premiadas como “La niña de tus ojos” o “Belle epoque”, por la que ganó un Oscar y varios Goyas, acaba de estrenar “El olvido que seremos”. Se trata de la biografía en imágenes de Héctor Abad, médico, político y activista colombiano por los derechos humanos, asesinado en 1987. Interpreta su papel el actor Javier Cámara. Juan Luis Álvarez le entrevistó el pasado domingo en La Vanguardia y le pregunta si no le pinza el estómago pensar en algo que sucedió hace más de 40 años. Trueba le contesta: “A mí lo que me da vértigo es que mi hijo esté a punto de cumplir los cuarenta… Siempre nos inquieta el paso del tiempo, mucho más cuando lo descubrimos en los años de los demás”…
Trueba dice que “vivimos en un mundo en el que puedes incitar a que asalten el Capitolio e irte de rositas; en el que algún irresponsable con poder, y cada vez hay más, puede armar una estrategia política totalmente nazi para que la covid se extienda cuanto antes y de ese modo se inmunice el que pueda, aunque se queden por el camino los ancianos, los débiles y los pobres. Con todo esto, hasta te pueden volver a votar y mantenerte en el poder. Decía Salman Rushdie, en una entrevista, que vivimos tiempos de ignorancia agresiva. Antes el inculto se avergonzaba, pero ahora da voces, insulta y grita. Hacen ruido, pero no valen para nada”.
“Parecer bueno -continúa diciendo- y es relativamente fácil: no matas a nadie, no metes la mano en la saca común, haces tu trabajo, vives discretamente… Pero para serlo de verdad no vale dejar que las cosas ocurran sin que te manchen. El que no hace nada acaba siendo cómplice. Se trata de empeñarse en que todo vaya mejor; hacer algo por los demás. Héctor Abad dedicó su vida a eso. Era un médico cuya obsesión era que la gente pudiera desarrollarse y trabajó para crear un sistema de salud pública lo más perfecto posible que fuera accesible y permitiera prevenir posibles epidemias”.
Trueba asegura estar cansado de tantos tramposos, asqueado de los mentirosos y de la complicidad que hay con lo perverso y con la figura del malo. “Yo amo a los actores; las estrellas son otra cosa. Cámara tiene un buen rollo, unas ganas de vivir, de diversión, es como un circo unipersonal. Estaba predestinado a ser ese personaje; si ves fotos del Héctor Abad real, siempre se está riendo. Es la alegría y el amor a la vida. Y eso lo tiene Cámara, pero ni Laurence Olivier ni Marlon Brando, por muy buenos actores que fueran, lo harían tan bien porque eso no se finge. La alegría no se consigue con técnica. Se lleva dentro. Es como ser gracioso. ¿Te imaginas una escuela para ser gracioso?”
Cuenta que está trabajando con Mariscal en una nueva película de animación, en la línea de Chico y Rita, que se titula “They shot the piano player”, sobre aquellas décadas de los 60 y 70 que fueron tan creativos en la música latinoamericana. “Y me doy cuenta de que, a veces, los proyectos los arma la amistad. Aparte de que la animación me parece perfecta para contar algunas historias que no me imagino en imagen real. En fin, yo que no soy muy creyente, por lo único que rezo es por no perder la pasión”.