Revista Cultura y Ocio

Trujillo y los fondos de reptiles

Por Alejandropumarino

Trujillo declaró de forma voluntaria y se mostró «a disposición de la autoridad judicial para esclarecer este asunto en todo lo que haga falta». Según concretó, recibió dos subvenciones por valor de 900.000 euros –450.000 euros cada una– en 2004 de su entonces jefe, el ex director de Trabajo, sin que esas cantidades se emplearan para el uso que se concedieron a las empresas Iniciativas Turísticas Sierra Morena y Lógica Estratégica Empresarial, ambas propiedad de Trujillo. Según su testimonio, con una parte de esas cantidades se compró un terreno en la sierra y con otra un piso en Sevilla. La otra parte –cuya cuantía no fue capaz de precisar– se la dio «en mano» a su jefe, Francisco Javier Guerrero. Siempre según el atestado del chófer ante la Policía, «también a solicitud de Guerrero» adquirió «material de telefonía, artículos de música, antigüedades, ropa y otros». «Y la mayor parte la dedicó a comprar cocaína para su jefe y para él. Y otros gastos como ir de fiesta y en copas».

Quien fuera Director de Trabajo en la Junta de Andalucía, repartía, según las declaraciones de quien fuera su chófer y amigo, subvenciones a dedo, como quien cambia cromos a la puerta del colegio, saliendo beneficiado el propio declarante, con solo seguir las instrucciones de su jefe. Chaves concedió una subvención de diez millones de euros, más de mil seiscientos millones de las antiguas pesetas, a una empresa minera ¡con solo diez trabajadores!, pero de la que era apoderada su hija. Otro insigne político andaluz, comenzó a trabajar el mismo día de su nacimiento, de tal modo que pudo verse beneficiado por uno de los EREs tristemente famosos. De gastarse el dinero público en copas y cocaína, ni hablamos.

Durante un cuarto de siglo, el gobierno andaluz ha sido, y lo es en la actualidad, socialista. No quiere decir que podamos asociar corrupción con esta formación política, pero tampoco con ninguna otra. El desparpajo mostrado por conspicuos discípulos de González y Zapatero para acusar a los populares de corrupción, contrasta de momento, con la elegancia de la que hizo gala Rajoy obviando toda referencia al gobierno anterior, tanto en lo técnico, como en lo personal, sin que faltasen nunca casos de verdaderos delincuentes, pero en todos los partidos. Monopolizar la corrupción es un ejercicio de ceguera intelectual, o de conveniencia, que se ha convertido en deporte nacional hace ya tiempo. Una pena.

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