Los esfuerzos de Donald Trump durante estas últimas semanas demuestran su amor a América y que Dios lo ha bendecido para hacer este trabajo. A pesar de los ataques rabiosos de la prensa progresista y el constante chantaje de los demócratas, Trump se encuentra a estas alturas de su presidencia en una posición fuerte. Los resultados de sus políticas, esos resultados que él siempre busca con denuedo, le están ayudando a consolidar una base de apoyo social muy importante, que además va en aumento.
Resultados en el área económica, con una constante creación de empleo (más de 304.000 nuevos empleos en enero); resultados en política internacional con un impulso decisivo a la democratización de Venezuela; los preparativos para una segunda cumbre con Corea del Norte para desnuclearizar la península y acabar con la amenaza del régimen norcoreano; la salida del tratado INF de misiles de alcance intermedio, que Rusia estaba incumpliendo de forma descarada; y los esfuerzos para resolver la crisis de seguridad en la frontera sur y la construcción del resto del muro, que será una realidad vía declaración de emergencia nacional (como algunos hemos defendido en esta Administración contra viento y marea). Resultados que dan cumplimiento a promesas electorales.
Trump está luchando cada minuto de cada día de esta presidencia para sacar adelante la agenda conservadora más exitosa en décadas y reconstruir los Estados Unidos con bases más sólidas. En estos esfuerzos se enmarcan sus directrices a la comunidad de inteligencia (CIA, FBI, NSA, DNI...) que marca nuevos objetivos en escenarios conflictivos como Siria, Afganistán, Irak, Somalia, Yemen, Pakistán...
El giro de Trump en política exterior pasa por un repliegue de tropas inteligente que nos permita intervenciones más rápidas y efectivas en el exterior, evitando los despliegues largos y costosos que desangran a la economía nacional y los hogares americanos de vidas que son valiosas.
El fin de las guerras extranjeras que no aportan nada a Estados Unidos, o muy poco, es un enfoque que Trump quiere extender para lograr un mundo más pacífico, en el que los objetivos sean nítidos, concretos y alcanzables. Trump no sólo está haciendo esfuerzos notables para poner fin a las guerras extranjeras ilimitadas en el tiempo y traer a casa a los muchachos que han combatido durante años, sino que además está ganando los conflictos comerciales con China y la Unión Europea con políticas firmes que están colocando a los Estados Unidos en la senda de una prosperidad y un crecimiento económico real, más competitivo y sólido.
Con cada acción de gobierno que está llevando a cabo, Trump demuestra que ama a América y que está sirviendo a los intereses reales del país y del pueblo americano. Eso, más allá de los sondeos de opinión manipulados para perjudicar al presidente, es lo que cuenta en el balance de presidencia. Lo que quedará para la historia tras estos tiempos de agitación e incertidumbre, de furia ideológica, de Fake News y de luchas políticas.
Trump, maestro negociador, está en el camino para cerrar los acuerdos más importantes que beneficiarán a los Estados Unidos. Éxitos, resultados y promesas cumplidas son los ases de Trump para mantener el apoyo de la mayoría de los votantes. Ahora estamos en mitad de la partida. Y vamos ganando.