Trump cancela el acuerdo con la MLB, pero hemos avanzado.

Por Ramón Bernal Godoy

Muchas personas dicen: “volvimos atrás”, “estamos en las mismas”, yo digo no, “no volvimos atrás, hemos avanzado”.

Si bien es cierto que la actual administración cínicamente ha cancelado un acuerdo que desarrollaría el deporte nacional cubano y que daría más brillo al torneo profesional estadounidense (MLB), a la par que “derrumbaría” el ilegal negocio de la trata humana de jóvenes  deportistas cubanos, nos queda valorar lo que ha dejado de positivo.

Antes del acuerdo muchos “ingenuos” acusaban al gobierno cubano de limitar las libertades de sus beisbolistas por el hecho de “no permitirles” ser contratados por la MLB, “como sucedía con cualquier otro talento de la región”, al mismo tiempo que en el otro extremo existían muchos que culpaban a la MLB de subordinarse y apoyar los designios políticos de Washington e incluso de beneficiarse del ilegal tráfico humano.

Ahora queda claro, ni MLB ni Gobierno cubano, se trata del mismo guion arcaico y obsoleto que fue escrito en 1960, se trata del renacer de la euforia “anticastrista” de viejos rabiosos y sus descendientes cubanoamericanos, instalados en el Sur de la Florida y Nueva Jersey, que con millones mal ganados logran nuevamente mover las riendas de la Casa Blanca, aunque en esta ocasión con mucho menos esfuerzo e inversión que en ocasiones pasadas.

Queda claro ahora que la “guapería” del presidente, elegido con menos votos que su contrincante,  Donald Trump, no es otra cosa que un temor infinito a que Cuba siga creciendo, resistiendo y desarrollándose, que su obsesión por la isla es tan grande como su racismo, su machismo, su incultura y su prepotencia… es decir, es enorme, infinita.

Trump y sus “amiguitos” de extrema derecha están hoy como “hormigas locas”, firmando decretos injerencistas, moviendo fondos ilegalmente, sancionando barcos, confeccionando listas negras, cancelando acuerdos, despidiendo altos jefes y funcionarios, retirándose de Cumbres concertadas, cerrando embajadas, saboteando, en fin… una locura sin precedente causada por la frustración y el ridículo que le ha ocasionado la resistencia del Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, el rechazo demócrata y las “dudas republicanas” sobre la construcción del muro en Mexico, las investigaciones sobre su persona, la firme posición de Rusia y China en materia de acuerdo nuclear, militarización y economía, las lecciones que le ha dado el líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un,  la legalidad, gobernabilidad y desarrollo de Cuba a pesar de la intensificación del criminal bloqueo, entre otros muchos factores que no le permiten tomar el adecuado descanso.

Me despido con un último avance, lamentable pero positivo. La cancelación del acuerdo ha vuelto a demostrar la existencia de un grupo minoritario de cubanos emigrados que no son “nuestros hermanos”, como “románticamente” muchos les llaman desde la isla, son enemigos abiertos y claros, enemigos que con sus acciones fomentan más odio y apoyan el sufrimiento que causan en la isla las acciones del Gobierno cuya bandera idolatran, cubanos enemigos, los mismos desenfrenados que celebraron el fallecimiento de Fidel Castro, los mismos que quemaron los discos de Juanes y Olga Tañon, los mismos que ahora celebran el fin del acuerdo MLB – Cuba.

La existencia de estos lacayos no es un avance, el avance está en poderlos identificar y en confirmar su existencia y el hecho de que por el dinero o con una inyección del valor necesario, los encontraremos en el lado opuesto de nuestras trincheras.