La imagen no puede ser más contradictoria a la esperada por los demócratas norteamericanos. “Donald Trump —escribe Andrés Gil desde Florida para ElDiario.es — ha ganado las elecciones, cabalgando sobre el fantasma del fraude electoral y la desconfianza en el sistema político estadounidense. Pero ha sido él quien ha ganado, por segunda vez, con ese sistema electoral que ha cuestionado hasta el punto de alentar el asalto al Capitolio; con el mismo sistema que le ha permitido dar la vuelta a la mayoría demócrata del Senado y estar a punto de retener la Cámara de Representantes: a partir del 20 de enero de 2025, cuando tome posesión como el 47º presidente de Estados Unidos, lo hará con el control, también, del Poder Legislativo. Además, Donald Trump ha derrotado a Kamala Harris, presentándose ante el país como víctima de una Justicia corrupta que le persigue y le condena por pagar a una actriz porno por su silencio; que no paga impuestos y que le investiga por su participación en el asalto del Capitolio del 6 de enero de 2021 y por abusos a mujeres.
“Pero lo cierto es que Trump goza de una supermayoría conservadora en el Tribunal Supremo de Estados Unidos: los nombramientos durante su primer mandato han llevado a que haya seis conservadores frente a tres progresistas, algo inédito. Tan inédito como que hicieron posible dar la vuelta a la doctrina que ha protegido el derecho al aborto durante décadas en EEUU, llevándolo a situaciones muy restrictivas en estados como Florida, por ejemplo.
“Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Donald Trump se encuentra a punto de tomar el control total de Estados Unidos, potencia económica mundial, con varios botones nucleares y hegemón de la OTAN. Y lo hará después de querer presentarse como un outsider enfrentado al establishment representado por las élites demócratas y republicanas tradicionales, a pesar de ser un magnate y contar con el apoyo de una de las personas más ricas del mundo, como Elon Musk –dueño de X, donde se difunde sin filtro buena parte de la desinformación, y de Tesla–, y de lograr que Jeff Bezos, el principal accionista de Amazon, bloqueara el apoyo de su periódico, The Washington Post, a Kamala Harris en la campaña electoral.
¿Puede haber un resultado electoral más inesperado para los simpatizantes de Kamala Harris, candidata demócrata? Porque Trump ha ganado pese a haber hecho un final de campaña oscuro, hablando de “enemigos internos”, con mofas en sus mítines hacia la “basura” de Puerto Rico, atacando a periodistas y medios de comunicación, usando verborrea belicista contra ex referentes republicanos que apoyaban a Harris –como Liz Cheney–; diciendo “ser el protector de las mujeres aunque no quieran”; inventando mentiras sobre los migrantes, como que se comían las mascotas en Ohio; y describiendo un país deprimido, deprimente y depauperado cuya “grandeza” hay que recuperar, que no se corresponde ni con los fríos datos y ni con el papel que tiene en el mundo.