Norelys Morales Aguilera.─ Quizás Donald Trump y sus asesores no midieron la envergadura de la denuncia implícita de las agresiones de Estados Unidos contra Cuba, en los archivos recientemente difundidos sobre la muerte del expresidente estadounidense John F. Kennedy, que parecen contener más información sobre operaciones encubiertas estadounidenses, que cualquier otro registro publicado hasta hoy, consideró el experto norteamericano, Peter Kornbluh, director del Proyecto de Documentación sobre Cuba en el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington.
¿Sabrían Donald Trump y su administración que los archivos que permitió difundir darían cuenta de la significación de los diversos intentos de asesinato contra el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro y mostrarían el conocimiento de la CIA sobre acciones terroristas y el modo en que agencias norteamericanas manejaron ideas de colocar bombas en ciudades estadounidenses y hundir barcos de inmigrantes cubanos con el fin de culpar al país caribeño y buscar pretextos para una invasión?.
Kornbluh declaró a Prensa Latina que en los archivos aparece el documento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) sobre el terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles: 'Tenemos el archivo completo de la CIA de su relación con Posada Carriles desde principios de la década del 60 hasta junio de 1976', precisó.
En los textos también hay materiales de octubre y noviembre de ese año sobre la voladura de una aeronave de Cubana de Aviación con 73 personas a bordo, un crimen del cual ese individuo es considerado el autor intelectual, algo de lo cual fue cómplice Estados Unidos al no alertar del peligro para personas inocentes, o sea, silenciaron un acto terrorista.
"Podemos seguir ahora la entera evolución de su carrera y algunas de las cosas que estaba haciendo, entre ellas informar sobre sus propios colegas como Orlando Bosch y Jorge Mas Canosa, era lo que podríamos llamar un soplón de la CIA".
Asimismo, mencionó que en los miles de materiales revelados desde el 26 de octubre (2.891 expedientes de la CIA y el FBI), también hay expedientes relacionados con Bosch y Mas Canosa, ambos envueltos en actividades violentas contra la isla.
Trump calculó beneficiosa la publicación, según el analista ruso Piotr Akópov, al menos tres objetivos:
1) Contra las élite s: "...derriba los secretos y expone a las élites", es decir, tal y como se presentó cuando anunció su intención de convertirse en presidente.
2) Contra los servicios especiales: al revelar los documentos a pesar de la supuesta oposición por parte de los servicios secretos de EE.UU., Trump demuestra a la sociedad que no depende de ellos, especialmente en una situación en la que al menos parte de la comunidad secreta está involucrada en una "guerra" contra el presidente, en una "operación especial para desacreditarlo".
3) "Una enorme huella rusa": el paralelo "principal y el más ventajoso" para Trump entre los eventos actuales y el asesinato de Kennedy es "una enorme huella rusa" en este último. Y es que Lee Harvey Oswald, supuesto asesino, vivió casi tres años en la URSS, de donde regresó solo un año y medio antes del asesinato junto con su esposa rusa e hija.
Habría que ver si en los estadounidenses tales objetivos son alcanzados, pero lo que se tiene hasta hoy sobre Cuba ponen en evidencia muestran a la gente cuán "horrible, violenta y errada fue la política de Estados Unidos hacia Cuba" (Sic), y si los norteamericanos quieran volver a esa era.
Sin embargo, en relación con Cuba no hay que dudar que Trump se ha dado un tiro en el pies, puesto que para los cubanos no es descartable que tales prácticas sean activadas y renovadas, como muestran las acusaciones de ataques sónicos en la Isla contra diplomáticos o el recrudecimiento del bloqueo, entre otras políticas, que vuelven al empleo de las mismas prácticas de antaño.
Uno de los planes para asesinar a Fidel Castro
Un memorando del FBI del 26 de febrero de 1964 detalla los pormenores de una reunión celebrada en Florida (EE.UU.) en la que las autoridades de norteamericanas acordaron destinar 100.000 dólares para asesinar a Fidel Castro, 20.000 más para acabar con su hermano Raúl y la misma suma por el guerrillero Ernesto 'Che' Guevara.
En cantidades actualizadas, rondarían los 800.000 y 150.000 dólares, respectivamente.