El año 2021 terminó tal y como predijimos Donald Trump y la mayoría de sus asesores más cercanos: con Estados Unidos sumidos en varias crisis provocadas por la Administración Biden por su pésima gestión. En vez de disfrutar de los beneficios de la herencia de la Administración Trump y continuar con sus políticas de éxito, han aplicado una agenda socialista que ha dinamitado los avances logrados. La Administración Biden ya es una de las más incompetentes en la historia de Estados Unidos, comparada con las de Franklin Pierce y James Buchanan que llevaron directamente a la guerra civil y la de Jimmy Carten, que provocó una crisis nacional galopante que queda pequeña si la comparamos con la de Biden / Harris.
Ante un panorama en el que los demócratas siguen guiados por su odio patológico hacia Trump, con continuos ataques infundados, que es el único asunto que les ha ocupado durante cinco años, sólo el propio Donald Trump se configura como la gran esperanza para recuperar Estados Unidos del desastre al que va encaminado y para volver a ponerlo en una senda de prosperidad y fortalecimiento, no sólo económico y de seguridad nacional, sino también de carácter moral y respecto a las libertades civiles.
Ante nuestros ojos vemos cómo el Partido Demócrata y sus aliados en los medios de comunicación progres se han convertido en una amenaza cierta y real para la democracia estadounidense. No sólo amañaron entre todos las elecciones de 2020 con un fraude electoral vergonzoso, sino que están erosionando gravemente los derechos y libertades de los ciudadanos con la excusa del coronavirus.
Ante estos sinvergüenzas y corruptos, Trump sobresale de nuevo como la gran esperanza para salvar la democracia americana y la Constitución, que está siendo agredida y pisoteada por los demócratas y su agenda socialista. Pese a los ataques y a la prolongada insistencia de calumnias contra Trump, con el infame apoyo de una prensa y medios progres vendidos a los intereses de la izquierda, no se han encontrado ni pruebas ni evidencias de que su conducta haya sido ilegal alguna vez. Todo lo contrario del comportamiento de los acusadores, sobre los que hay pruebas más que de sobra, empezando por el fraude electoral y terminando por sus falsas acusaciones de colusión con Rusia, desmontadas y desprestigiadas totalmente (ya está demostrado que fue un montaje de la campaña de Hillary Clinton).
El establishment político de ambos partidos, cómplices en su intento de deshacerse de Trump, ha cometido todo tipo de delitos, que los ciudadanos castigarán oportunamente en las urnas en las elecciones midterm de noviembre de 2022 y en las presidenciales de 2024.
Entretanto, Donald Trump está trabajando con inteligencia para recuperar la Casa Blanca que le robaron injustamente vía elecciones fraudulentas. Para ello ha puesto en marcha una serie de líneas de actuación, en coordinación con su equipo de trabajo, que prevé intensificar en este nuevo año 2022:
Continuará conectado con las clases medias y trabajadoras de Estados Unidos, que ya lo apoyan en su inmensa mayoría, para seguir defendiendo sus intereses con una agenda resumida en America Firs (América Primero); no China, ni Rusia, ni Europa, ni la madre que lo parió; América y los americanos son su prioridad.
Trump seguirá atacando a los RINOs (Republicanos Sólo de Nombre), reconocidos traidores al Partido Republicano, a Trump, al movimiento MAGA y al país, que ponen sus propios intereses particulares y carreras por delante de los intereses de la nación, a saber: Mitch McConnell, Liz Cheney, Mitt Romney, Lisa Murkowski, Susan Collins, Ben Sasse, John Katko, Adam Kinzinger, Jaime Herrera Beutler, Fed Upton, Dan Newhouse, Peter Meijer, Anthony González, David Baladao, y Tom Rice, entre otros chaqueteros. Asimismo, se centrará en los ataques a los socialistas demócratas más radicales y repulsivos, como Nancy Pelosi, Kamala Harris, Alexandria Ocasio-Cortez, etc, y al propio Biden por su lamentable gestión.
Como ven, el eje bipartidista del establishment no escapará tampoco en 2022 de los dardos afilados de Trump, que ha sido el presidente que más ha hecho por desmontar el Estado Profundo que intenta controlar la democracia estadounidense.
Trump también intensificará su respaldo y apoyo a los candidatos conservadores que defienden su agenda política MAGA para las elecciones al Congreso en noviembre de 2022. Esto incluirá intervenciones más frecuentes y directas en la campaña electoral de las elecciones midterm, mítines y entrevistas a los medios de comunicación que no manipulan e informan con objetividad. Así lo ha manifestado a algunos de sus más estrechos colaboradores y asesores. Para empezar esta estrategia, ha programado una rueda de prensa el 6 de enero para conmemorar la protesta ciudadana que se produjo en Washington D.C en 2021 por el fraude electoral demócrata, y un rally electoral en Florence, Arizona, el próximo 15 de enero, en el que apoyará a Blake Masters en su candidatura para el Senado. Es sólo el comienzo de una serie de intervenciones espectaculares de alto impacto.
El plan de actuación de Trump pasa también por el impulso a su nueva plataforma de redes sociales y un innovador canal de noticias para conectar y mantener a los ciudadanos bien informados, lejos de las Fake News de los grandes medios manipuladores. También intensificará su colaboración con aquellos medios valientes, como OANN, Newsmax, podcats con audiencias millonarias, entre otros, que han marcado distancias con el resto e informan con objetividad y libremente.
La roca en la que se apoya Trump es su agenda MAGA, sintetizada en los valores conservadores a los que nunca traicionará: la defensa de la Constitución, su postura pro-vida, pro-Segunda Enmienda, a favor de los militares y los veteranos, la seguridad en las fronteras, la enseñanza de la historia de Estados Unidos, el apoyo a la innovación, el emprendimiento y la economía de mercado, y una defensa firme de los valores judeo-cristianos y la fe, que están en las raíces de la creación de esta nación.
Ante el fracaso de la fraudulenta Administración Biden, ya constada en las múltiples crisis que ha originado y la división social creada, la única forma de corregir el rumbo al desastre que llevamos es votar a los candidatos de Trump en noviembre de 2022 y reemplazar a Biden y Harris con un nuevo ejecutivo liderado por Trump en 2024 que restaure la integridad y transparencia de las elecciones. En suma, que recupere y salve la democracia estadounidense. Esto es lo que va a suceder. La esperanza para Estados Unidos comienza en 2022, pero no se completará hasta 2024.