Donald J. Trump se ha convertido en la auténtica voz de América, la de la nación trabajadora, los valores, el esfuerzo y los méritos personales. Esto es lo que la prensa y los medios progresistas, y los lobbies que los respaldan, no soportan y les enferma. La gente ya no hace caso de esas noticias falsas y manipuladas que se empeñan en publicar y divulgar para socavar la presidencia de Trump.
El odio de la prensa progre a Trump está fundamentado no sólo en sus convicciones y políticas conservadoras, contra las que no pueden hacer nada, sino en que el presidente republicano les ha retratado muy bien como lo que son realmente: los enemigos del pueblo estadounidense. Periódicos, televisiones, radio, digitales de tendencia progresista... Todos pensaban que atacando a Trump a degüello con mentiras y noticias negativas, rebajarían su popularidad e incluso fabricarían un proceso judicial o impeachment.
¡Qué gran batacazo se han dado! Al igual que con sus previsiones electorales en 2016, cuando apostaban todo ganador a la corrupta y manipulable Hillary Clinton, se han equivocado totalmente. La popularidad del presidente es estable y aumenta por momentos conforme su gestión logra éxitos indudables (empleo, crecimiento económico, impuestos bajos, reconstrucción de las Fuerzas Armadas, asistencia a los veteranos, paz a través de la fortaleza, mejores acuerdos comerciales...). Todas y cada una de las victorias del presidente en este año y medio apuntan a que es un genio muy estable y bastante más astuto que los medios progres enconados en atacarlo.
Desde hace poco más de veinticinco años y hasta la llegada de Trump, estos medios progres se creían los amos del cotarro mundial y los que marcaban el paso de las noticias, quién era bueno o malo, qué estaba bien o mal, qué o quién salía en portada o no, quién entraba en el Despacho Oval con su consentimiento y el rumbo que debía seguir el país. Trump cambió todo eso de un plumazo netamente conservador y triunfador. No es sólo que les ha quitado la careta de la cara de tontos, falsos e hipócritas que tenían, es que sigue dándoles una caña tremenda para que no engañen a más gente con sus idioteces, sus falsas colusiones, sus actrices porno que les ponen calientes y esas tramas que fabrican con pericia para vender más y aumentar los índices de audiencia. Y que ya no engañan a nadie con un mínimo de inteligencia.
La prensa progre no se lo contará, es obvio, pero uno de los grandes éxitos de Trump ha sido destapar y limpiar toda la mierda que rodea a los medios progres. Los capitostes de tales medios, como el director editorial del New York Times, Arthur Gregg Sulzberger, entre otros figuras que no dan ni una, andan amenazando al presidente e intensificando la campaña anti Trump con más noticias falsas y más manipulaciones interesadas. Les preocupa su lenguaje claro, sincero y directo que llega al pueblo estadounidense como no llegan los mensajes de odio que redactan en sus salas de prensa. Les preocupa la democracia americana cuando han sido ellos quienes han destruido el prestigio de la prensa con noticias fantásticas e inverosímiles.
El presidente Trump ha lazando sus dardos contra esas instituciones de la prensa progre que ponen en peligro la vida, el trabajo y el prestigio profesional de numerosas personas que están trabajando para el país con compromiso y seriedad. Algo que esos medios no están haciendo y que distan mucho de ser como la prensa que se ganó el respeto en tiempos pasados y de la prensa de tendencia conservadora actual que sí está cubriendo la presidencia con profesionalidad. Su odio enfermizo al presidente y a los conservadores les retrata como los totalitarios y manipuladores que son.
Trump da en la diana cuando afirma que esos medios de Fake News, que se han vueltos locos por su Síndrome de Desquiciamiento Trump, revelan deliberaciones internas gubernamentales y ponen así en peligro las vidas de muchos profesionales. El presidente los ha denominado medios antipatrióticos porque realmente lo son. Es algo que la gente ya sabe. La libertad de prensa también implica la responsabilidad de informar de forma imparcial, sin sesgo ideológico y, en ocasiones, con patriotismo y responsabilidad.
Hoy por hoy, ya es conocido por todos que las empresas de comunicación progresistas divulgan historias falsas y manipuladas en un 92% de los casos con el único objetivo de perjudicar al presidente. Además, con la connivencia de las redes sociales, como Twitter y Facebook, que censuran a las voces conservadoras que apoyan a Trump, y buscadores de internet, como Google, que trucan las búsquedas para que aparezcan las noticias que siempre atacan al presidente.
A pesar de esos medios deshonestos, enemigos del pueblo y antipatrióticos, divulgadores de noticias falsas, el presidente Trump ha logrado un éxito sin precedentes hasta ahora, que concede mucho más valor a lo conseguido. Tanto es así que su reelección en 2020 va a provocar más de un jamacuco a esos responsables de prensa que se cagan en los calzoncillos y las bragas cuando Trump abre la boca y los denuncia como los falsos y manipuladores que son. Los enemigos del pueblo. Los medios de las Fake News que están siendo derrotados por el presidente.