España, junto con los demás países de la Unión Europea, se ha sumado a la demanda de EE.UU. de condenar en la Asamblea General de la ONU a la organización terrorista palestina Hamas por el lanzamiento contra Israel de misiles crecientemente sofisticados y mortíferos.
Pero pese al apoyo de 87 países que avalaron a la embajadora de Donald Trump, Nikki Haley, la propuesta fracasó al no obtener los dos tercios de la Asamblea, donde hubo 33 abstenciones y 57 votos negativos coincidentes con el número de países de la Organización para la Cooperación Islámica.
El peso de las decisiones de la UNU, se quejaban la embajadora e Israel, perjudican siempre a este país, mientras logran el apoyo unánime del bloque de las naciones árabes o de otras etnias musulmanas.
El resultado de la votación refuerza la postura de Donald Trump de rechazar muchos de los dictámenes de esta organización porque condena sistemáticamente a Israel, incluso cuando tiene razón.
Hamas es una organización político-militar yihadista y nacionalista que controla la franja de Gaza, desde la que lanza sus misiles.
Su objetivo fundacional y juramento ante Alá es la eliminación del Estado de Israel, aunque en 2017 aceptó las fronteras que se establecieron en 1967, pero aplicando el engaño permitido por el islam, la taqiyya.
Israel responde con ataques a las bases desde donde se lanzan los misiles, que casi siempre se instalan en escuelas o centros públicos con escudos humanos para provocar víctimas civiles que las agencias de la ONU condenan inmediatamente.
Otras acciones de Hamas son los ataques terroristas no sólo contra Israel, sino también contra otros palestinos, de manera que Amnistía Internacional y Human Rights Watch la han declarado terrorista, como la mayoría de los países occidentales.
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