La próxima semana se celebra en Hamburgo la primera reunión del G-20 a la que acudirá Trump y, en teoría, toda Europa se ha encomendado a Merkel para defender sus intereses frente al esperpéntico Trump.
Desde que juró como presidente Trump ha confirmado las negras previsiones sobre su mandato. Desde que apareció como candidato mantengo que Trump puede ser un desastre en casi todo, pero lo que a mí me preocupa más son las barbaridades que pueda cometer en el conflicto de Oriente Medio, riesgo más que confirmado en su primer viaje a la zona vendiendo cantidad de armas a los sauditas, muchas de las cuales acabarán en manos de terroristas, y dando su apoyo incondicional a Israel que inmediatamente pusieron de nuevo en marcha la construcción de colonias judías en tierras palestinas.
Por cierto durante su visita a Arabia Saudita vi por TV algo que demuestra su tremenda ignorancia y la de sus asesores. Trump y un grupo de sauditas bailaban una danza que consiste en alinearse de costado hombro con hombro portando una espada, y al ritmo de la música ir dando mandobles verticales coordinados con la espada. Lo que el indocumentado presidente no sabía es que se trata de una danza antiquísima, de la época de las cruzadas, que se supone que de manera figurada se mata un cristiano con cada mandoble. Era realmente curioso ver al presidente cristiano que pretende prohibir la entrada de musulmanes en USA matando cristianos en nombre de Ala.
El que Merkel defienda los intereses de Europa es tan preocupante como que lo vaya a hacer frente a Trump. Va a ser algo así como un choque de desastres.
He mencionado varias veces que creo que el problema de Merkel es que cualquiera de sus decisiones las toma en función de aquello que cree que la va a reportar más poder en forma de votos. En el 2010 nos obligó a aplicar una política económica, todavía vigente, que prácticamente era la contraria de la que nos hubiese sacado de la crisis mucho antes y en mejores condiciones, porque eran las medidas que tuvo que aplicar Alemania al final de los años 90 para solucionar la grave situación financiera consecuencia de la reunificación, y muchos alemanes les gustaba la idea de que el resto de Europa pasase por los mismos recortes y limitaciones que ellos habían sufrido. Volvió a pensar en términos de votos cuando alrededor del 2007 cometió la barbaridad de permitir el ingreso en la U.E. de países del Este como Rumanía y Bulgaria sin el más mínimo período de transición, para dar satisfacción a la manía germana de expansión hacia el Este. Expansión que acabó en la crisis de Ucrania y el choque frontal con Rusia, que a muchos países de la U.E., en especial España les costaron muchos miles de millones en exportaciones y turismo perdidos. Con los refugiados hizo lo mismo, primero se autoproclamó madre amantísima de los refugiados y de entrada aceptó nada menos que un millón de ellos, pero cuando empezaron los problemas y cambió su percepción de los votos que con el problema de los refugiados podía conseguir se pasó al otro extremo y cerró la puerta a los refugiados llegando a un acuerdo nada menos que con Erdogan, el futuro sultán del nuevo Imperio Otomano. La última demostración de la forma de actuar de Merkel se ha producido esta semana. El Parlamento alemán votaba hoy viernes 30 de junio la autorización del matrimonio homosexual y Merkel había decidido que su partido, el conservador CDU votaría en contra, pero Martin Schulz, el líder del socialista SPD, partido con el que Merkel gobierna en coalición, amenazó con no repetir la coalición si el matrimonio homosexual resultaba rechazado, y como que las elecciones están relativamente cerca, Merkel no tardó ni 24 horas en dar total libertad a los diputados de su partido CDU en la votación y hace unas horas, todo y el voto personal negativo de Merkel, el matrimonio homosexual ha sido aprobado.
Si fuese alemán igual podría ser que votase a Merkel, pero como ciudadano del sur de Europa, el que mis intereses los defienda una señora que por un voto manda al infierno a quien sea, no me tranquiliza nada.
Lo único que ha tenido gracia de todo este asunto ha sido la brillante aportación de Mariano Rajoy a la sesión previa al G-20 de los Europeos. Rajoy propuso mejorar la coordinación entre las policías de los distintos países para luchar contra el terrorismo, y lo hizo pocos días después de haber negado por enésima vez a la policía catalana la conexión directa con la Europol, a pesar de la eficacia demostrada contra grupos yihadistas. Ventajas de tener un presidente mentiroso e incongruente.