Con el fraude electoral de los demócratas cuajando en todas partes como nieve bien repartida por los medios de comunicación y las grandes empresas tecnológicas que controlan y censuran las redes sociales, entramos en la semana en la que Donald Trump debiera jurar su cargo como presidente legítimo de Estados Unidos, elegido con los votos legales, pero en la que la mayor farsa y fraude en más de cien años, permitirá que Sleepy Joe Biden se convierta en presidente ilegítimo y fraudulento. Esto le acompañará todo el tiempo que ocupe la Casa Blanca, ya sean dos meses, dos años o cuatro años.
¿Qué estamos presenciando con asombro? El mayor golpe de estado, vía fraude electoral, en el corazón de la democracia mundial. Hemos visto las pruebas y su ocultamiento por los responsables implicados en el tema. Ahora, estamos asistiendo a una censura sin precedentes de las voces conservadoras y de cuantos apoyamos a Trump y un proceso electoral limpio, libre de fraudes. Las empresas tecnológicas, los grandes medios de comunicación, la prensa escrita y las grandes corporaciones están trabajando juntas de una manera sin precedentes para silenciar la agenda de America First y las opiniones del presidente Trump y sus colaboradores, quienes hemos enfrentado un odio y una resistencia fanática y llena de veneno por parte de todos ellos y también de los demócratas y los RINOs del Congreso.
Veamos un ejemplo: el presidente Trump llamó a protestar pacíficamente y lo etiquetaron como una amenaza a la seguridad nacional. En cambio, los demócratas, con Biden y Harris a la cabeza, recaudaron fondos para grupos que atacaron a nuestra policía, quemaron nuestras ciudades, derribaron monumentos históricos y destruyeron nuestros negocios durante los meses pasados, y ellos fueron celebrados como "guerreros de la justicia" y tratados con un doble rasero en los medios que da asco.
Los demócratas querían acusar al presidente Trump en su primer y último día en el cargo, movidos por ese odio ideológico que es marca de la casa de la ultra izquierda radical que se ha apoderado del Partido Demócrata. Aún así, el presidente Trump desempeñó su cargo con brillantez y obtuvo logros importantes y decisivos para nuestra nación: Rescató y construyó la mayor y mejor economía de la historia; reconstruyó las Fuerzas Armadas; reformó el Departamento de Veteranos con mejoras sustanciales que han impactado positivamente en las vidas de los veteranos; redujo la participación de Estados Unidos en guerras extranjeras y mantuvo la paz y la estabilidad mundial mediante una política fuerte; reforzó la seguridad interior con el muro fronterizo; nombró cientos de jueces conservadores y tres jueces para el Tribunal Supremo; e impulsó una cultura patriótica que será vital en próximos años y décadas.
Mientras tanto, ¿qué hicieron los demócratas? Ellos espiaron la campaña electoral de Trump en 2016 por orden de Obama. Lo hicieron pasar por el engaño falso de la colusión con Rusia de 2017 a 2019. Investigaron a su familia, colaboradores y amigos. Lo acusaron una vez. Y esta semana pasada, intentaron hacerlo de nuevo. Y a pesar de todo eso, Trump nunca dejó de trabajar para los ciudadanos sin apenas descanso.
El colofón a esta persecución política y mediática de Trump, se ha completado esta semana cuando Twitter, Facebook y otras redes sociales han sacado y censurado al presidente de los Estados Unidos del discurso y la escena pública. En cambio, permiten que personas como el ayatolá de Irán y otros radicales que regularmente vitorean "la muerte de Estados Unidos y del presidente", continúen arrojando un odio vil en sus plataformas. Los conservadores estamos hartos del doble rasero y vamos a dar la batalla, con Trump a la cabeza. Habrá novedades en este aspecto en un futuro próximo.
Los conservadores formamos parte de un movimiento noble y honorable, no hay nada de lo que avergonzarse, al contrario, sí de lo que sentirse orgulloso, como de la presidencia de Reagan o de Trump.
Lo grave de todo esto es que ya no basta con que la izquierda política y mediática compita contra nosotros en las elecciones (y hagan fraude) y los debates. Ahora quieren desmontar, deslegitimar y destruir a cualquiera que promueva el movimiento America First y que defienda a Trump y su enorme legado positivo para Estados Unidos. Son un peligro real para la democracia americana y mundial.
Mientras el país debería estar lidiando con la economía y las amenazas a la seguridad, los demócratas están empeñados en extender el virus del odio a Trump y a sus votantes con un nuevo impeachment absurdo basado en más mentiras y falsedades.
A pesar de todas las críticas que los demócratas han dirigido injustamente contra el presidente Trump, ellos fueron los animadores, recaudadores de fondos y apologistas de los terroristas urbanos de Antifa y BLM que quemaron nuestras ciudades, atacaron a nuestra policía y ofendieron los valores fundacionales y la noción misma de Estados Unidos durante los pasados meses. No olvidemos esta verdad incuestionable.
Los demócratas no acusan al presidente Trump para proteger la democracia. Se trata simplemente de un peligroso juego político que divide al país. Los demócratas de Biden y Harris se han dado cuenta de que no tienen ningún mensaje para unir al país, excepto que no les agrada el presidente Trump. No han llegado al poder y ya han quedado al descubierto. La semana anterior, los demócratas pidieron unidad, democracia y curación. Esta semana pasada, en busca de ventajas políticas, volvieron a su estado natural: el impeachment, la destitución y la división. La persecución ideológica no se ciñe a Trump, se extiende a cualquier ciudadano que disienta de esa agenda socialista que quieren imponer.
Algunos han citado la metáfora de que el presidente encendió la llama de la violencia, pero en realidad fueron los demócratas quienes incendiaron nuestras ciudades y apoyaron a terroristas urbanos. Y ésas fueron llamas de verdad.
Como conservadores y votantes libres de Trump, tenemos que ser más resistentes a la cultura de la cancelación progre y el avance de la izquierda radical; debemos ser fuertes y golpear más y más duro; debemos contraatacar y abandonar a los cagones de los RINOs y similares en el camino; debemos seguir apoyando a Trump en su causa justa para salir vencedores frente a tantos fanáticos de ultraizquierda.
Cuando los medios vengan con sus tonterías acerca del asalto-romería al Capitolio, recuerden que durante meses los Antifa y BLM que ellos protegen incendiaron nuestras ciudades, las estaciones de policía, nuestros negocios se hicieron añicos y todos ellos no dijeron nada, lo ocultaron o bien lo animaron y recaudaron fondos para seguir con esa violencia desatada y permitieron que sucediera en todo el país. La retórica izquierdista de los demócratas y la narrativa falsa de los medios reflejan bien el odio que ha enfrentado Trump estos años. El presidente jamás se puso ni se pondrá de rodillas frente a estos fanáticos manipuladores. Ninguno de los que permanecemos fieles lo haremos. Vamos a seguir combatiendo sin un ápice de derrotismo y les aseguro que queda mucha guerra por delante.