El fenómeno del año sucede ante nuestros ojos. Donald Trump está uniendo los conceptos básicos del movimiento MAGA con los principios conservadores tradicionales para elaborar una agenda positiva de cara a las elecciones midterm de 2022. Esto quiere decir esencialmente centrar esa agenda en la defensa férrea de un gobierno limitado; políticas a favor de las familias y la clases medias; apoyo a la libertad religiosa; defensa de la Segunda Enmienda; jueces conservadores y originalistas; una política de inmigración basada en los méritos y fronteras seguras; una defensa nacional fuerte; poner a los trabajadores estadounidenses en primer lugar; y una economía de libre mercado y acuerdos comerciales que pongan a Estados Unidos también en primer lugar. Se trata de una agenda nítida que conecta con una gran mayoría del electorado.
Es, precisamente, la agenda que ha implementado durante cuatro años la Administración Trump y por la que votaron casi 75 millones de ciudadanos en 2020 en las elecciones presidenciales que los demócratas amañaron de forma desvergonzada. Una agenda que se basa en un movimiento nacional que defiende todas las libertades consagradas en la Constitución de los Estados Unidos. Una agenda con espíritu optimista construida sobre nuestros más elevados ideales con el fin de reconquistar el espíritu y el destino de los Estados Unidos, ahora amenazados por el socialismo. En suma, una agenda construida sobre los valores estadounidenses y sobre nuestra confianza en el pueblo estadounidense; una agenda ganadora.
Trump y sus aliados en el escenario político nacional, que son muchos y cada vez más, está movilizando una maquinaria electoral enorme para llevar de nuevo esta agenda a los votantes de forma prioritaria.
Hoy, las palabras de Ronald Reagan vuelven a marcar el camino a los conservadores: "Este es nuestro desafío, más que nunca. Tenemos que dejar de hablar entre nosotros y de los demás y salir y comunicarle al mundo que llevamos el mensaje que han estado esperando, debemos ir unidos porque no hay sustituto para la victoria".
Esta agenda de gobierno compartida por todos los candidatos MAGA, tiene un referente importante en política exterior: China. La razón es que, como ya apuntábamos algunos expertos en inteligencia durante la Administración Trump y que ahora también el equipo de Biden reconoce, China es cada vez más un competidor que desafía a Estados Unidos en múltiples áreas, al tiempo que presiona para revisar las normas globales de manera que favorezcan a su sistema de gobierno autoritario. Tal y como la propia Avril Haines, de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) reconoce ahora frente al Comité de Inteligencia del Senado: "El régimen chino plantea un desafío cada vez más formidable al papel de Estados Unidos en los asuntos mundiales". Es una forma elegante de decir que nos están haciendo la puñeta en todo lo que pueden y más, y no podemos permitirlo. De ahí que la agenda MAGA de Trump siga poniendo a China en la diana de la política exterior para contener los desmanes del régimen comunista chino.
Esto viene avalado por un reciente informe que recoge la evaluación anual de amenazas a Estados Unidos, elaborado por la comunidad de inteligencia estadounidense, en el que se advierte claramente de que las operaciones de inteligencia e influencia del régimen chino, así como sus esfuerzos de interferencia electoral (en especial en Estados Unidos, donde tuvo un papel clave en el fraude electoral demócrata), se siguen expandiendo. El régimen comunista chino ha estado intensificando los esfuerzos para moldear el ambiente político y la opinión pública en Estados Unidos, para promover sus preferencias políticas, moldear el discurso público, presionar a las figuras políticas que Beijing cree que se oponen a sus intereses, y amortiguar las críticas a China en temas como la libertad religiosa y la supresión de la democracia en Hong Kong.
En este informe también se alerta de las importantes capacidades cibernéticas del régimen chino para causar interrupciones temporales localizadas en las infraestructuras críticas de Estados Unidos. Por todo ello, se considera que la presión del régimen comunista chino para alcanzar el poder mundial es la principal amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Todos estos argumentos justificaron la política firme de Trump con China, y representan un éxito indudable de cuantos defendíamos esta política y de que siga en el eje de la estrategia ahora también en la Administración Biden y en la agenda MAGA.
Hay prioridades que son de interés nacional, gobierne quien gobierne, y que esto sea así no es casualidad, sino el trabajo de los patriotas que miran más allá del partidismo. Tampoco es casualidad que sean probablemente piratas informáticos patrocinados por el régimen chino quienes estén detrás de un hackeo masivo a nivel mundial del software de correo electrónico de Microsoft descubierto a principios de este año, según ha debido reconocer Microsoft. Se calcula que este ciberataque ha afectado a decenas de miles de clientes y agencias gubernamentales y empresas estadounidenses.
Trump acierta al mantener al régimen chino como objetivo a vigilar y controlar en la agenda MAGA porque la competencia en tecnología, como el 5G, el 6G, los semiconductores, y el comercio internacional, irá a más. La rivalidad con el Partido Comunista Chino y su gobierno será cada vez más conflictiva a medida que choquen nuestros intereses.
La responsabilidad del régimen chino en la expansión de la pandemia del Covid-19 fue y es argumento de Trump. Las investigaciones de la inteligencia estadounidense no han descartado en absoluto que su propagación se debiera a un fallo de seguridad y fuga del virus en el laboratorio de Wuhan. De hecho, se sigue trabajando en esa hipótesis también como probable.
Trump pidió que el régimen chino compense al mundo por la pandemia y su argumento es del todo justificado y vigente. Las pruebas y evidencias de la actividad china en estos últimos años están detrás de una de las conclusiones que aparecen en el informe de inteligencia del DNI: "El Partido Comunista Chino dirigente impulsará sus esfuerzos para extender la influencia de China, socavar la de Estados Unidos y abrir brechas entre Washington y sus aliados y socios". Trump, que contaba ya con esta información y sabía que utilizaba una gran variedad de tácticas para influir en las élites estadounidenses a todos los niveles (la colocación de Biden en la Casa Blanca es una prueba de ello), siempre fue duro con el régimen chino. Muchos entenderán ahora por qué.
Las herramientas que utilizan para influir en nuestras empresas, nuestras instituciones académicas, nuestros gobiernos y medios de comunicación en todos los niveles, y en nuestro sistema electoral son muy variadas, profundas, amplias, poderosas y persistentes. Por ello, el régimen totalitario chino es el mayor enemigo de Estados Unidos, y por ello Trump lo mantiene como objetivo prioritario en la agenda MAGA.
China es el único otro estado-nación que es capaz de desafiar, e incluso suplantar a Estados Unidos como superpotencia mundial económica, militar y tecnológicamente, y lo haría desde una posición de totalitarismo, como estamos viendo en la defensa de políticas restrictivas que anulan libertades civiles en todo el mundo con la excusa de la pandemia del covid-19.
Trump y la agenda MAGA busca convertir a China más en un competidor y un socio fiable que en un adversario. Pero hoy por hoy, y más con las políticas tibias y derrotistas de Biden, el régimen chino representa la amenaza número uno para Estados Unidos. Toda la inteligencia recopilada en las agencias estadounidenses deja claro que China representa la mayor amenaza para la seguridad nacional. Trump asume esta realidad y reconoce al régimen chino como la principal amenaza y la necesidad de contrarrestarlo de una manera productiva.
Asimismo, Trump y la agenda MAGA han convertido en un referente la enérgica defensa de las tropas estadounidenses y los veteranos, así como la libertad de expresión de los patriotas conservadores y el rechazo frontal a la agenda izquierda de los demócratas.
Estos son los argumentos sólidos que posicionan a Trump y su agenda MAGA como ganadores en las elecciones de 2022 y de 2024.