Revista Comunicación

Trump y MAGA salvarán los Estados Unidos de América

Publicado el 05 diciembre 2022 por Jamesnava123

Si algo han demostrado las elecciones midterm es que los demócratas y el establishment mediático, político y empresarial que los apoya cometerán todos los fraudes que hagan falta para robar de nuevo la Casa Blanca en 2024. También han puesto en evidencia que sólo Donald Trump y el movimiento MAGA podrán salvar los Estados Unidos de América.
La repetición de fraudes en algunos estados decisivos como Arizona, Nevada, Michigan, Pennsylvania y Georgia, han colocado la integridad electoral en el primer objetivo a logar de forma urgente. Los fraudes demócratas han evitado que ganaran algunos candidatos republicanos y han puesto en evidencia que la democracia estadounidense sigue siendo vulnerable y ha sido socavada una vez más la confianza en el proceso electoral, los medios de comunicación corporativos, los tribunales y el sistema político en general.
Trump acertó con el planteamiento político durante su discurso de proclamación de la candidatura para 2024. Las políticas de su agenda America First son las únicas que pueden salvar a esta nación del desastre en el que ya está inmerso. El sentir de los ciudadanos está en sintonía con lo que dice Trump habitualmente. Para comprobarlo veamos una encuesta de la cadena CNN, que es pro demócrata, pero que no puede esconder la realidad: el 93% de los votantes republicanos creen acertadamente que Biden no fue elegido de manera justa y legítima y el 95% se muestra positivo sobre Trump. De todos los votantes en general, republicanos, demócratas e independientes, sólo poco más del 60% piensa que Biden ganó legítimamente. Ya pueden imaginar que el dato ha sido maquillado por la CNN y que en realidad es muy inferior, en torno a un 35% o 40% lo creen de verdad, de acuerdo a una media de encuestas fiables.
El panorama bajo el régimen de Biden y de los demócratas es desolador. Veamos: según la encuesta de CNN, 7 de cada 10 votantes están "insatisfechos" o "enojados" y dos tercios creen que la democracia estadounidense está "algo" o "muy" en peligro. Otra encuesta de Gallup revela que las instituciones inspiran muy poca confianza: sólo el 25% de los encuestados tiene una confianza entre moderada y alta en el Tribunal Supremo después de que se desentendiera del fraude electoral en 2020; sólo un 16% confía en los periódicos, que no han dejado de mentir y manipular sobre todo lo relacionado con Trump; un raquítico 14% confía en las grandes empresas y un bajísimo 7% le tiene alguna confianza al Congreso. Todas estas puntuaciones son históricamente bajas y señalan el problema de credibilidad de todo el sistema que los demócratas y el establishment republicano han destrozado. Sólo Trump y su movimiento MAGA pueden restaurar la confianza en las elecciones, la justicia y el país.
Biden y la Camarilla de izquierda que lo controla como una marioneta no sólo han llevado a cabo fraudes electorales en 2020 y 2022 con total descaro, sino que violan las reglas de las instituciones de tal manera que básicamente éstas ya no cumplen con los estándares mínimos de democracia, razón por la cual ya no tienen autoridad ni credibilidad. Históricamente, se nos ha advertido sobre la fragilidad de la democracia, desde los Padres Fundadores que redactaron la Constitución hasta Ronald Reagan, que advirtió que el fin de la libertad no está más allá de una generación si no se lucha por ella, y Donald Trump, que sigue embarcado en una cruzada para salvar a los Estados Unidos y un sistema democrático que ha sido erosionado gravemente como pocas veces.
La democracia no puede darse por sentada, ni en Estados Unidos ni en ninguna parte por sí sola. Lo estamos comprobando con el recorte de libertades, la corrupción y los fraudes que están imponiendo las políticas de izquierda socialista, que ya han empezado a destrozar la democracia. Lo vemos con claridad con los interminables procedimientos legales para impugnar los resultados de elecciones más que dudosas, la erosión de la confianza ciudadana en las instituciones y la cancelación pública de las opiniones conservadoras.

Hoy por hoy, la inestabilidad política causada por los fraudes demócratas y la cobertura manipulada de la información por parte de los medios corporativos ciertamente son una amenaza para la democracia estadounidense, que ha sido erosionada en gran medida. El peligro de convertirnos en una autocracia es cierto y real.
Ante esta perspectiva, Donald Trump y el movimiento MAGA son la esperanza que nos queda para salvar la nación, que ahora está bajo la presión de las políticas socialistas, de un triste destino.
El excepcionalismo estadounidense que defiende a capa y espada Trump se fundamenta en el modelo tradicional que ha tenido éxito durante más de doscientos años, y que se basa en los pilares esenciales de libertad económica, religiosa, de pensamiento, de expresión, emprendimiento, valores conservadores y democracia. Todo eso es lo que está ahora en riesgo ante el avance de la agenda socialista global.
Las elecciones midterm han visto una gran movilización de votantes conservadores que han brindado grandes victorias a los candidatos respaldados por Trump, pero los fraudes nos han arrebatado otras victorias que eran seguras. A pesar de ello, hemos frenado el declive de Estados Unidos al mantener el control de la Cámara de Representantes. Sin embargo, la verdadera batalla por la democracia está por llegar en las elecciones presidenciales de 2024.
Donald Trump es la solución, pero queda mucho trabajo por delante para garantizar integridad electoral y para convencer a la mayoría de votantes de ello, no sólo a los que ya creen en la agenda America First. Los medios se empeñan en enterrar políticamente a Trump porque es el único que expone sin medias tintas su corrupción y sus manipulaciones. Al igual que en 2016, tachan de inviable y sin posibilidades su candidatura, pero la realidad es que la mayoría de los votantes preferimos a Trump en el ticket electoral y en la Casa Blanca.
El equipo de Trump ya trabaja con intensidad para ganar no sólo la nominación republicana, sino también la Casa Blanca en 2024. Para ello, necesitamos recuperar al mejor Trump, en su mejor momento, al candidato magnánimo, con sentido común, coraje y políticamente hábil, fascinante, y que ejerza liderazgo y demuestre carisma ante los implacables medios y fuerzas en su contra. En suma, un candidato presidencial centrado en su agenda política y con las agallas de siempre.
MAGA es una fuerza viva que no está agotada y que alimenta con su energía y sus votos a Donald Trump, que no está políticamente muerto en absoluto, sino más vivo que nunca.

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