En una reunión de líderes socialdemócratas europeos Pedro Sánchez le rogó este jueves en Bruselas a Alexis Tsipras que le pida a su amigo Pablo Manuel Iglesias que lo apoye en otra futura investidura, y para su sorpresa el primer ministro griego rechazó hacer el recado.
La demanda de Sánchez fue como si un señor con trabajo, aunque fuera precario, le solicitara limosna a un mendigo hambriento y gravemente enfermo.
Lo hizo en una sorprendente reunión de socialdemócratas: Tsipras, dirigente comunista de Syriza, usurpaba el lugar del Pasok, el único miembro griego de la Internacional Socialista (IS), además organizador en Atenas de su XXIII Congreso, en 2008.
Teniendo en cuenta que Syriza y Podemos se declaran hermanos, Sánchez justificaba su demanda en que Iglesias tenía que ponerse “del lado de aquellos españoles que están sufriendo la crisis, la desigualdad y las políticas de austeridad que está practicando el Partido Popular”.
Para crisis, desempleo, desigualdad y austeridad, la Grecia de Tsipras. Su dogmatismo provocó un corralito y hundió el nivel de vida, con reducción de sueldos, pensiones, sanidad, educación y todos los demás servicios en hasta un 30 por ciento.
El político griego se había revuelto contra la UE, pero finalmente acató el tutelaje de la Troika, que le impuso un rescate y la intervención del país infinitamente más gravosos que el peor momento de España, que ha superado casi milagrosamente la ruina a la que la llevó Rodríguez Zapatero
Tsipras e Iglesias comenzaron uncidos al chavismo, condenado por la IS, que reconoce en Venezuela a Voluntad Popular, partido fundado por el preso político Leopoldo López, al que Podemos se niega a pedir su libertad.
Sí: España fue afortunada con la negativa de Tsipras a donarle a Sánchez limosnas políticas.
-------
SALAS