A pesar de lo amigas que somos y el mucho tiempo que pasamos juntas, a la hora de viajar, y por avatares de la vida, cada una lo hace con un grupo de buenos amigos diferente. Una siempre en el puente de diciembre y la otra en el de febrero. Aunque este año, las dos hemos coincidido en fecha y país. Pero, como reza el título del post, una ha tirado "pal" norte y la otra "pal" sur. Estos viajes exprés son los que más nos gustan y nos podemos permitir... Tres o cuatro noches de hotel a lo sumo, vuelos "low cost" y a un destino directo desde Sevilla. Por supuesto, de facturar maleta, nada de nada, cada uno con su trolley de cabina reglamentario hasta las trancas, pues como siempre es invierno y suele hace un frío importante (de hecho, a una de las dos le ha caído una buena nevada en Bérgamo...), los chalecos de lana lo ocupan todo. Total, que apenas queda hueco para traer regalitos, con lo que, conseguir detallitos pequeños y que gusten, se convierte en toda una odisea... Eso sí, hay una cosa para la que siempre encontramos un rinconcito; alguna botella bonita de vidrio original o diferente, obtenida después de bebernos su contenido, y que, protegida entre bufandas y medias térmicas, termina aterrizando en España como el más valioso de los souvenirs... ¡Si es que nos conformamos con muy poco!
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Aunque, con esta selección de fotos, queda demostrado que con unas cuantas botellas de cristal, podemos conseguir rincones encantadores, ¿verdad? ¡Por algo nunca volvemos de nuestros viajes sin una nueva para la colección!