Hablamos de la huella de carbono como un indicador ambiental, que representa la cantidad de emisiones de CO2 emitidas, siendo este producto de la actividad de los seres vivos, que aumenta el efecto invernadero de la atmósfera. Esta actividad viene teniendo un crecimiento que llega a índices peligrosos para el clima.
La principal forma de luchar contra este cambio, o ralentizarlo lo máximo posible es la reducción de la huella de carbono, y para esto hay varias posibilidades. Por un lado podemos controlar nuestra propia actividad, nuestras fuentes de energía, por ejemplo el hecho de contratar luz con comercializadoras que disponen de energía 100% renovable, pero también podemos compensar en cierta manera nuestra actividad, ayudando al medio ambiente, por ejemplo plantando árboles.
Esto último puede ser un peligro si nos descuidamos, lo propio es contar con algún estudio que te permita un cálculo y un control de tu huella de carbono. Muchos profesionales pueden hacerlo, desde ingenieros forestales a arquitectos con formación específica. Básicamente consiste en el estudio y en el informe de todos los consumos directos e indirectos y las emisiones de este tipo que tiene tu empresa a lo largo del proceso productivo, no necesariamente tienes que generar productos, tu propia actividad diaria genera CO2 a través de los consumibles que utilizas.
Una vez obtenidos estos informes, donde está claro que el hecho de contar con un aporte de energías renovables va a tu favor, a nuestro favor, deberás hacer un pequeño plan de mejora a partir de estos informes de gestión medioambiental. Para informarte más puedes consultar la norma ISO 14000.
Los materiales ecológicos que dejan de serlo, materiales a rechazar que al final son ecológicos.
Esta parte me encanta. No todos los productos que se obtienen directamente del sector primario son beneficiosos para el medio ambiente en cualquier situación. Si para transportarlos hasta la obra vamos a traerlos desde la otra punta del planeta, su emisión de CO2 se dispara (mientras los transportes marítimos y terrestres no dejen los combustibles fósiles). Creo que llegaremos a tener un contador para cada producto, quizás sea base para una película futurista, pero creo que se cumplirá próximamente. Cada vez más paises vinculados al Protocolo de Kioto tienen compromisos de reducción de sus emisiones, por lo que las organizaciones deben de reducir las emisiones gestionando el consumo de recursos naturales, reduciendo costes energéticos y cumpliendo los objetivos de sostenibilidad, lo que genera además una mejor competitividad.
Me gustaría contar una anécdota, que pese a que no terminó por llevarse a cabo, dentro de mi investigación de la tesis doctoral he localizado muchos arquitectos portugueses interesantes. Es el caso de Ternullo Melo architects, que colaboran con Gonçalo Pinheiro como consultor de sostenibilidad. Su propuesta para la Expo 2015 en Milán fue un pabellón que dejase la menor huella de carbono, y la resolución del concurso le dio la máxima puntuación a nivel ecológico a un edificio de plástico! si, asi es, aunque finalmente no se ejecutó ya que no fue la propuesta con mejor puntuación global. Elaboraron este mapa de Europa, el cual llaman mapa bioclimático de Europa, y lo relacionaron con las posibilidades de obtención de cada material, una idea sensata y brillante. Tenemos que pensar muy bien el material, antes de decidirnos a importar fibra de coco a decenas de miles de kilómetros, por ejemplo.