Una dieta balanceada en proteínas, vitaminas, carbohidratos y grasas repercute en el aspecto, color, elasticidad e hidratación de la piel.
La piel es un órgano en constante renovación por lo que es necesario mantener una alimentación saludable y equilibrada para mantenerla sana y evitar el daño por la acumulación de radicales libres y toxinas que dañas las células.
Agua. El agua es el secreto para mantener la vitalidad y suavidad de la piel. La capa córnea, que es la capa más superficial de la piel, concentra entre 10 y 20 por ciento del total de agua del organismo.
Los factores hidratantes naturales evitan la evaporación de agua en la piel que sin este líquido se volvería seca y envejecida.
Frutas o verduras verdes y rojas. Actúan como antioxidantes para evitar el daño provocado en las células por la acumulación de radicales libres, además de favorecer la cicatrización de los tejidos y combatir con las infecciones.
Algunas frutas como la manzana y las uvas contienen alfahidroxiácidos que ayudan a prevenir el fotoenvejecimiento.
Zinc y Hierro. Ayudan al óptimo mantenimiento de la salud del pelo y las uñas además de contribuir a una buena cicatrización de la piel.
Ácido linoléico. Está presente en los aceites vegetales como el de soya y girasol y es importante para mantener la lubricación de la piel.
Omega 3 y omega 6. Contenidos en el aceite de pescado, algunos mariscos, nueces y avellanas, promueven el buen funcionamiento de las células y la disminución del colesterol.
Fuente: Paloma Villanueva