La medicina siempre ha tenido una razón y un motivo de ser: El paciente. Su curación, aliviar su sufrimiento y ayudarle a superar su situación, ha sido siempre el objetivo de los que nos hemos dedicado a esta vocación. La medicina no es conjunto de técnicas o saberes, o al menos, no sólo eso. Tiene como centro, como axis, al Ser Humano. Por eso es la mas humana de todas las ciencias.
Como salud, no se entiende únicamente la ausencia de enfermedad física. Hay otros planos: psíquico, afectivo, espiritual, relacional… en los que la medicina tiene mucho que decir.
Nos interesa el Ser Humano en su conjunto, y su bienestar, de una forma global. Es por lo anterior, que la ciencia médica está impregnada de humanismo en el mejor de los sentidos. No tratamos enfermedades, sino enfermos, y más aún… personas.
Intentar desvirtualizar y deshumanizar la medicina es por tanto extirparle su razón de ser. La economía en salud es importante, la gestión, los recursos, la tecnología, la formación, la investigación… pero siempre y cuando nuestro fín y nuestro objetivo, sea el Ser Humano.
Las frias cifras, las estadísticas, las novedades, los conflictos de intereses.. etc, no son excusas para olvidarnos de nuestra razón de ser. Como expliqué en anteriores artículos, se produce un cambio de mentalidad. La accesibilidad, conocimiento, inclusión del concepto de salud como un derecho y las nuevas relaciones horizontales entre médico y paciente impulsan una nueva cosmogonía médica. En ella, el paciente retoma su lugar. Es el verdadero protagonista. Y como tal, debe ser oido, respetado y “mimado” por todos los estamentos que intervenimos en el cuidado de su salud.
La revolución 2.0 influirá también en este proceso. Sin duda, las relaciones entre pacientes, sanitarios y gestores, pasarán a ser más fluidas, inmediatas, retroactivas y estimulantes. Pero la exigencia también será mayor. Las organizaciones que se sepan adaptar al cambio y promuevan entre sus profesionales este cambio de mentalidad (Metanoia, ver artículos precedentes) serán mas eficaces, innovadoras y competitivas. Las que no lo hagan, o entren con retraso, sin duda pagarán las consecuencias.
La crisis económica afecta todos los sectores, y sin duda el sanitario no puede ser una excepción. Pero no podrá ser una excusa en el recorte de derechos al usuario, ni para retrasar el avance de su coparticipación a través de la revolución social-media. En ello nos jugamos todos demasiado.
Pensando en este artículo, recordé una vieja y entrañable canción de Mocedades, que os dedico, para acompañar su lectura.
Yo como médico, sin tí, paciente no soy nada: ERES TU el protagonista. Yo sólo soy el que te ayuda a seguir siendolo.