Estos escritos, no concebidos para ser publicados, son un resumen de las obsesiones de Kafka, al menos de las obsesiones de aquel tiempo. Los conceptos que utiliza no siempre coinciden con las definiciones usuales de estos términos. Uno de los temas más utilizados es el del pecado original, una lectura que debía de haber sido reciente para el escritor, de ahí su obsesión con el concepto de árbol de la vida. Lo que deja claro en todo momento es su concepción de la literatura como una dedicación absoluta, más importante que la propia vida. Como asegura Reiner Stach:
"(...) para Kafka la vocación literaria exige dar la espalda al mundo de los sentidos ("Toda la literatura es asalto a la frontera"). Durante toda su vida, Kafka se representó como "lucha" el conflicto entre las aspiraciones vitales del mundo y las aspiraciones de la literatura, que apuntaban mucho más alto."
En cierto modo, aquí tenemos a un Kafka en su máxima expresión, un ser orientado hacia sí mismo, a extraer la literatura que habita en su interior, para lo que necesitaba mucho tiempo consigo mismo, visitando ese particular mundo espiritual y auténtico, que se opone al mundo sensible y ordinario.